Protocolo de Emergencia para ONGs
IVÁN PINO
Las entidades solidarias están siendo víctimas de sus propias contradicciones. No puede uno llamarse Organización No Lucrativa (ONL) y concentrar su comunicación en campañas recaudatorias. Ni tampoco, declararse Organización No Gubernamental (ONG) y depender de la Administración de turno. Ni menos aún, identificarse con el voluntariado cuando sus acciones requieren de la máxima profesionalidad.
Todas esas paradojas terminan generando vicios en las organizaciones y recelos en la opinión pública, que pueden explotar en casos como el de Intervida o Anesvad.
¿Cuál es la solución? Para mí, no es un problema que pueda resolverse con códigos de conducta ni campañas de información. Ni siquiera con mayor transparencia financiera. La crisis de comunicación de las ONG es de identidad corporativa. Responde a la indefinición de su razón de ser. ¿Qué son? ¿Para qué existen? Esas son las preguntas que debemos contestar y, a continuación, actuar y comunicar en coherencia con nuestras respuestas.
Tercer sector
Lo más importante es no perder de vista las propias esencias. Aquello que distingue a estas organizaciones del mundo del Gobierno y del Mercado. Las señas de identidad del denominado Tercer Sector:
Naturaleza Asociativa
Las ONG son asociaciones, por encima de todo. Y las asociaciones son personas. Personas unidas por una causa. Por eso, la obligación esencial de cualquier ONG es mantener ese nexo de unión entre las personas que la conforman: sus socios.
Desde ese punto de vista, resulta totalmente erróneo sustentar la comunicación en los medios de difusión masiva. Así se ha conseguido, por la vía publicitaria, reducir el vínculo a una razón económica (efímera), con técnicas más propias del marketing empresarial. O, por la vía periodística, limitar la causa común a ciertas emergencias humanitarias (coyunturales).
En ese sentido, resulta increíble el desinterés de las ONG por aprovechar las redes sociales en Internet para fortalecer la vinculación (fuerte y permanente) entre sus miembros. Esa debería ser la apuesta. No hay medio más eficiente para fortalecer la comunicación interpersonal colectiva.
Finalidad Social
Las ONG nacen para resolver carencias sociales concretas en unas comunidades concretas. O, al menos, así debería ser. Ese planteamiento funcional y circunstancial es el que lo distingue del Gobierno: estructural y perenne. Pero también, de las grandes empresas multinacionales y polisectoriales.
Desde esa perspectiva, resultar más comprensible un sector atomizado de organizaciones muy especializadas en comunidades y/o necesidades específicas, y agrupadas en redes cooperativas alrededor de proyectos de acción o demandas sociopolíticas coyunturales; que la actual competencia por el favor del donante oligopolizada por unas cuantas marcas internacionales de la solidaridad, con la que logra trasladarse a la opinión pública un perfil de la ONG similar al de las Empresas o los Gobiernos.
Gestión Democrática
Las ONG deben distinguirse por su funcionamiento democrático. Es su cualidad distintiva frente al sistema jerárquico de las empresas o el modelo burocrático de la Administración. La inclusión y participación de todos sus miembros en el desarrollo de la organización.
Lamentablemente, no suele ocurrir así. Ponerlo en práctica requiere un esfuerzo notable por todas las partes, en tiempo y recursos. Por no hablar de los egocentrismos. De todos modos, debería ser un principio irrenunciable para cualquier ONG y, nuevamente, los medios sociales en Internet nos ofrecen métodos económicos para realizarlo.
Autonomía de Acción
La independencia de las ONG es directamente proporcional a su autonomía financiera. Si sus recursos económicos proceden de la Administración (como ocurre ahora), su capacidad de presionar para cambiar las políticas estará condicionada y cuestionada. Si provienen de las Empresas, le ocurrirá lo mismo para criticar los efectos del Mercado. Pero, cuando se basa en captar socios o donaciones mediante campañas publicitarias, termina desvirtuando su naturaleza no lucrativa ante la opinión pública.
¡Qué complicado! La solución puede estar en equilibrar las tres vías. Pero pienso que las ONG deberían hacerlo llevando a las Empresas y Administraciones a su propio terreno, y no al revés ¿Y cuál es ese terreno? Pues, evidente, el de la Economía Social. Un mecanismo coherente para involucrar a políticos y empresarios en la financiación de las actividades de las ONG es el de las fundaciones. Mientras que las cooperativas resultan perfectas para recaudar fondos de los socios mediante la oferta de productos y servicios que sirvan a los fines asociativos (Comercio Justo, Turismo Solidario, Formación,…)
IVÁN PINO
Las entidades solidarias están siendo víctimas de sus propias contradicciones. No puede uno llamarse Organización No Lucrativa (ONL) y concentrar su comunicación en campañas recaudatorias. Ni tampoco, declararse Organización No Gubernamental (ONG) y depender de la Administración de turno. Ni menos aún, identificarse con el voluntariado cuando sus acciones requieren de la máxima profesionalidad.
Todas esas paradojas terminan generando vicios en las organizaciones y recelos en la opinión pública, que pueden explotar en casos como el de Intervida o Anesvad.
¿Cuál es la solución? Para mí, no es un problema que pueda resolverse con códigos de conducta ni campañas de información. Ni siquiera con mayor transparencia financiera. La crisis de comunicación de las ONG es de identidad corporativa. Responde a la indefinición de su razón de ser. ¿Qué son? ¿Para qué existen? Esas son las preguntas que debemos contestar y, a continuación, actuar y comunicar en coherencia con nuestras respuestas.
Tercer sector
Lo más importante es no perder de vista las propias esencias. Aquello que distingue a estas organizaciones del mundo del Gobierno y del Mercado. Las señas de identidad del denominado Tercer Sector:
Naturaleza Asociativa
Las ONG son asociaciones, por encima de todo. Y las asociaciones son personas. Personas unidas por una causa. Por eso, la obligación esencial de cualquier ONG es mantener ese nexo de unión entre las personas que la conforman: sus socios.
Desde ese punto de vista, resulta totalmente erróneo sustentar la comunicación en los medios de difusión masiva. Así se ha conseguido, por la vía publicitaria, reducir el vínculo a una razón económica (efímera), con técnicas más propias del marketing empresarial. O, por la vía periodística, limitar la causa común a ciertas emergencias humanitarias (coyunturales).
En ese sentido, resulta increíble el desinterés de las ONG por aprovechar las redes sociales en Internet para fortalecer la vinculación (fuerte y permanente) entre sus miembros. Esa debería ser la apuesta. No hay medio más eficiente para fortalecer la comunicación interpersonal colectiva.
Finalidad Social
Las ONG nacen para resolver carencias sociales concretas en unas comunidades concretas. O, al menos, así debería ser. Ese planteamiento funcional y circunstancial es el que lo distingue del Gobierno: estructural y perenne. Pero también, de las grandes empresas multinacionales y polisectoriales.
Desde esa perspectiva, resultar más comprensible un sector atomizado de organizaciones muy especializadas en comunidades y/o necesidades específicas, y agrupadas en redes cooperativas alrededor de proyectos de acción o demandas sociopolíticas coyunturales; que la actual competencia por el favor del donante oligopolizada por unas cuantas marcas internacionales de la solidaridad, con la que logra trasladarse a la opinión pública un perfil de la ONG similar al de las Empresas o los Gobiernos.
Gestión Democrática
Las ONG deben distinguirse por su funcionamiento democrático. Es su cualidad distintiva frente al sistema jerárquico de las empresas o el modelo burocrático de la Administración. La inclusión y participación de todos sus miembros en el desarrollo de la organización.
Lamentablemente, no suele ocurrir así. Ponerlo en práctica requiere un esfuerzo notable por todas las partes, en tiempo y recursos. Por no hablar de los egocentrismos. De todos modos, debería ser un principio irrenunciable para cualquier ONG y, nuevamente, los medios sociales en Internet nos ofrecen métodos económicos para realizarlo.
Autonomía de Acción
La independencia de las ONG es directamente proporcional a su autonomía financiera. Si sus recursos económicos proceden de la Administración (como ocurre ahora), su capacidad de presionar para cambiar las políticas estará condicionada y cuestionada. Si provienen de las Empresas, le ocurrirá lo mismo para criticar los efectos del Mercado. Pero, cuando se basa en captar socios o donaciones mediante campañas publicitarias, termina desvirtuando su naturaleza no lucrativa ante la opinión pública.
¡Qué complicado! La solución puede estar en equilibrar las tres vías. Pero pienso que las ONG deberían hacerlo llevando a las Empresas y Administraciones a su propio terreno, y no al revés ¿Y cuál es ese terreno? Pues, evidente, el de la Economía Social. Un mecanismo coherente para involucrar a políticos y empresarios en la financiación de las actividades de las ONG es el de las fundaciones. Mientras que las cooperativas resultan perfectas para recaudar fondos de los socios mediante la oferta de productos y servicios que sirvan a los fines asociativos (Comercio Justo, Turismo Solidario, Formación,…)
0 Comentarios:
Publicar un comentario