DISPOSITIVO ANTIFRÍO: UNA BUENA IDEA,
MEDIOS HUMANOS INSUFICIENTES
FRANCISCO BERNAL GARCÍA - VOCES
La puesta en marcha por parte del Ayuntamiento de Sevilla de un dispositivo antifrío para atender a personas sin hogar constituye una buena noticia para todos. Desde el pasado día 21 de diciembre funciona en la Sala Guadalquivir –situada en los bajos del Paseo del Marqués de Contadero- un dormitorio que acoge a personas a las que la falta de un techo obliga a pasar a la intemperie las noches más duras del invierno. Esta sala ha sido acondicionada con literas y en ella se ofrece a los usuarios café, alimentos y ropa limpia. Diferentes entidades, como el Ejército o el Banco de Alimentos, han colaborado para proporcionar a esta iniciativa los medios necesarios para entrar en funcionamiento.
Indudablemente, se trata de una iniciativa de carácter asistencial que no contribuye a solucionar el problema del sinhogarismo en Sevilla, sino sólo a paliar uno de los efectos del mismo que causan más alarma social –el de que haya personas que duerman en la calle durante las noches del año en que las temperaturas son más bajas. Sin embargo, debe ser valorada de forma positiva, especialmente porque refleja un cambio de actitud por parte del Ayuntamiento que, tras largos años de abandono, parece empezar a preocuparse por las personas sin hogar. Animamos a la Delegación de Bienestar Social a seguir por este camino y a llevar a cabo, con prontitud, iniciativas de mayor calado social, como la prometida ampliación del albergue municipal o la puesta en marcha de un centro de día.
Ahora bien, a la hora de valorar este dispositivo antifrío recientemente puesto en marcha debemos subrayar una grave insuficiencia que amenaza con frustrar los elementos positivos que contiene esta idea: la precariedad de medios humanos con que ha sido dotada. La Sala Guadalquivir es atendida únicamente por dos personas. Estas dos personas no son profesionales de los servicios sociales. Son empleados de una empresa de seguridad que ha sido contratada por el Ayuntamiento. Su misión es mantener el orden en las instalaciones mientras éstas permanecen abiertas, pero no son el personal apropiado para ofrecer a los usuarios una atención social completa. En un ejercicio de buena voluntad, estos empleados de seguridad están llevando a cabo acciones impropias de su función, como repartir ropa entre los usuarios. Parece evidente que Bienestar Social debería haber asignado a este recurso mayores medios humanos: como mínimo, uno o dos profesionales que gestionasen la Sala y que aprovechasen la estancia de personas sin hogar en ella para orientarles e informarles sobre otros recursos sociales que puedan ayudarles a hacer frente a sus distintas problemáticas individuales. Si el consistorio municipal no tiene profesionales que se encuentren disponibles para llevar a cabo esta función, podría haber establecido un convenio de colaboración con alguna ONG que sí disponga de ellos. Cualquiera de estas soluciones hubiera sido mejor que dejar el dispositivo antifrío como un mero refugio vigilado, desprovisto de una atención social verdadera. Como quiera que este dispositivo va a mantenerse en funcionamiento hasta el 15 de febrero de 2008, pensamos que Bienestar Social aún está a tiempo de subsanar esta deficiencia.
La puesta en marcha por parte del Ayuntamiento de Sevilla de un dispositivo antifrío para atender a personas sin hogar constituye una buena noticia para todos. Desde el pasado día 21 de diciembre funciona en la Sala Guadalquivir –situada en los bajos del Paseo del Marqués de Contadero- un dormitorio que acoge a personas a las que la falta de un techo obliga a pasar a la intemperie las noches más duras del invierno. Esta sala ha sido acondicionada con literas y en ella se ofrece a los usuarios café, alimentos y ropa limpia. Diferentes entidades, como el Ejército o el Banco de Alimentos, han colaborado para proporcionar a esta iniciativa los medios necesarios para entrar en funcionamiento.
Indudablemente, se trata de una iniciativa de carácter asistencial que no contribuye a solucionar el problema del sinhogarismo en Sevilla, sino sólo a paliar uno de los efectos del mismo que causan más alarma social –el de que haya personas que duerman en la calle durante las noches del año en que las temperaturas son más bajas. Sin embargo, debe ser valorada de forma positiva, especialmente porque refleja un cambio de actitud por parte del Ayuntamiento que, tras largos años de abandono, parece empezar a preocuparse por las personas sin hogar. Animamos a la Delegación de Bienestar Social a seguir por este camino y a llevar a cabo, con prontitud, iniciativas de mayor calado social, como la prometida ampliación del albergue municipal o la puesta en marcha de un centro de día.
Ahora bien, a la hora de valorar este dispositivo antifrío recientemente puesto en marcha debemos subrayar una grave insuficiencia que amenaza con frustrar los elementos positivos que contiene esta idea: la precariedad de medios humanos con que ha sido dotada. La Sala Guadalquivir es atendida únicamente por dos personas. Estas dos personas no son profesionales de los servicios sociales. Son empleados de una empresa de seguridad que ha sido contratada por el Ayuntamiento. Su misión es mantener el orden en las instalaciones mientras éstas permanecen abiertas, pero no son el personal apropiado para ofrecer a los usuarios una atención social completa. En un ejercicio de buena voluntad, estos empleados de seguridad están llevando a cabo acciones impropias de su función, como repartir ropa entre los usuarios. Parece evidente que Bienestar Social debería haber asignado a este recurso mayores medios humanos: como mínimo, uno o dos profesionales que gestionasen la Sala y que aprovechasen la estancia de personas sin hogar en ella para orientarles e informarles sobre otros recursos sociales que puedan ayudarles a hacer frente a sus distintas problemáticas individuales. Si el consistorio municipal no tiene profesionales que se encuentren disponibles para llevar a cabo esta función, podría haber establecido un convenio de colaboración con alguna ONG que sí disponga de ellos. Cualquiera de estas soluciones hubiera sido mejor que dejar el dispositivo antifrío como un mero refugio vigilado, desprovisto de una atención social verdadera. Como quiera que este dispositivo va a mantenerse en funcionamiento hasta el 15 de febrero de 2008, pensamos que Bienestar Social aún está a tiempo de subsanar esta deficiencia.