Ya llevo 5 meses en Paraguay, el país donde todo es posible.
Antes de nada, felicitaros por el nuevo año que ha comenzado, lleno de oportunidades nuevas, de deseos, de ilusiones, de esperanzas. Pedir perdón porque desde antes de fin de año descuidé las comunicaciones con el mundo desarrollado. Pero debéis entender que se me hace difícil conectarme a internet después del trabajo. Me encuentro cansada para ponerme a pensar sobre todo lo que vivo día a día y, recordar una y otra vez todos los problemas, injusticias y sufrimiento que tengo a mi alrededor. Además de la falta de tiempo, factor imprescindible para poder descolgarme por un instante de la vida paraguaya, cuando no es que nos hemos quedado sin luz…
Bueno, pues a grandes rasgos puedo decir que estoy muy bien, muy contenta con lo que me está dando la vida y agradecida por todo lo que recibo. El trabajo aunque es duro resulta gratificante, enseñándome que cada vez más me tengo que fijar en las cosas simples sin cuestionarme en busca de una explicación razonable.
Haciendo un poco más hincapié, puedo comenzar contando un poco mis inusuales vacaciones de navidad:
Tuve 15 días de vacaciones aproximadamente que los aproveché para viajar. Estuve en distintas ciudades de Argentina y Chile; Posadas, Paso de los Libres, Córdoba, Mendoza, Santiago de Chile, Valparaíso, los Andes, Buenos Aires... decidí que no podía pasar las navidades sola en Encarnación, así que me aventuré y tomé un colectivo que me llevó a todos esos lugares. El viaje fue magnífico, sobre todo por la acogida que me esperó en Valparaíso. Todos los demás destinos fueron sorpresas continuas que me dieron seguridad e independencia personal, algo que desde hacía tiempo necesitaba. Aprendí que sólo hay que dejarse sorprender para descubrir, y abrirse para encontrar, todo lo demás está ahí, lo tomas o lo dejas, sólo es eso.
Y después de tanto ir de acá para allá, me encontraba cansada de no estabilizarme, de andar y andar, estaba exhausta de tanto conocer. Así que volví con ganas a la aburrida Encarnación, jamás antes lo hubiese pensado. También tenía ganas de saber de las vidas de la gente del vertedero, cómo habrían pasado la nochebuena y la nochevieja, si habrían tenido vacaciones, saber de alguna novedad… Y la vuelta a casa estuvo llena de nuevos problemas por descubrir. La vida en el vertedero se agitó demasiado durante las vacaciones y en cuanto llegamos tuvimos que recomponer lo que se había desmoronado. No fue un trabajo difícil porque ya se nota todo el trabajo hecho con la comunidad, sólo había que afianzar los pilares que los sostienen día tras día. Y en el centro, pues todo estupendo, con muchas ganas de comenzar el curso nuevo, con muchas actividades nuevas en la cabeza, con niños nuevos, como si me hubiesen hecho el regalo de mi vida, vaya.
Eso sí, con tantas alegrías también llegaron las tristezas. Creo que he vivido los días más tristes tanto profesionalmente como personal. Es difícil de contar las sensaciones que me dejan todo lo vivido, es como una impotencia consoladora que tiene que pasar por el bien, tan solo por el bien y nada más. Han sido días difíciles sin duda, en los que la razón se antepone al corazón porque tiene que ser así nomás, y aceptarlo con el tiempo. Pero igual hay que continuar luchando con una sonrisa pintada en la cara porque ellos son los que menos se merecen miradas tristes y desganadas, suficiente tienen con sus vidas ya.
Bueno, también hemos pasado días muy buenos para compensar un poco, hemos acompañado a la comunidad a algunos paseos aprovechando las vacaciones y el verano, hicieron una fiesta en Arapyahu para celebrar la clausura del año ¡con paella española! donde los niños mostraron sus trabajos, bailaron, cantaron, jugaron…, nos fuimos a un arroyo, y los más importante de todo es que hemos formado un equipo de fútbol con las mujeres del vertedero (en homenaje a Jorge Morillo desde el Paraguay). Es indescriptible lo bien que se lo pasan, y lo bien que me lo paso yo con ellas, nos reímos, nos enfadamos, nos cansamos… y sobretodo, aprendemos. Ya hemos realizado varios torneos con otros equipos para ganar plata para el equipo (ya que la mayoría juega con los pies desnudos y los balones se explotan por el pasto), y dentro de 15 días, otro torneo en Ita Paso, un barrio de por acá.
Ya los niños comenzaron la escuela, y en el vertedero han comenzado a mover la basura por lo de la inundación de Yacyreta, con la consecuencia de 4 personas intoxicadas por los gases de la descomposición(2 niños y 2 adultos), no ha sido nada grave pero sí que nos hemos llevado un gran susto porque esto es solo el principio. La buena noticia es que ya parece ser que van a tener al menos terreno para sus casas cuando se inunde el vertedero. Los gancheros de Asunción se han manifestado porque los basureros de los camiones recolectores quitan la mercadería buena, llegando al vertedero solo los restos de los restos… cosa que pasa también acá y que yo he visto con mis propios ojos, y es bueno por la denuncia social que conlleva.
Y eso es todo lo que puedo contar. Lamentablemente, no puedo decir que he ido a tal concierto o me he divertido en una macrofiesta ni nada de eso. Al menos, ya medio tengo unos amigos-conocidos fuera del trabajo; y, bueno, hago grandes paseos por la ciudad para desconectar los fines de semana y vemos películas, muchas películas...
Espero que os esté yendo súper bien. Un abrazo desde el alma.
Antes de nada, felicitaros por el nuevo año que ha comenzado, lleno de oportunidades nuevas, de deseos, de ilusiones, de esperanzas. Pedir perdón porque desde antes de fin de año descuidé las comunicaciones con el mundo desarrollado. Pero debéis entender que se me hace difícil conectarme a internet después del trabajo. Me encuentro cansada para ponerme a pensar sobre todo lo que vivo día a día y, recordar una y otra vez todos los problemas, injusticias y sufrimiento que tengo a mi alrededor. Además de la falta de tiempo, factor imprescindible para poder descolgarme por un instante de la vida paraguaya, cuando no es que nos hemos quedado sin luz…
Bueno, pues a grandes rasgos puedo decir que estoy muy bien, muy contenta con lo que me está dando la vida y agradecida por todo lo que recibo. El trabajo aunque es duro resulta gratificante, enseñándome que cada vez más me tengo que fijar en las cosas simples sin cuestionarme en busca de una explicación razonable.
Haciendo un poco más hincapié, puedo comenzar contando un poco mis inusuales vacaciones de navidad:
Tuve 15 días de vacaciones aproximadamente que los aproveché para viajar. Estuve en distintas ciudades de Argentina y Chile; Posadas, Paso de los Libres, Córdoba, Mendoza, Santiago de Chile, Valparaíso, los Andes, Buenos Aires... decidí que no podía pasar las navidades sola en Encarnación, así que me aventuré y tomé un colectivo que me llevó a todos esos lugares. El viaje fue magnífico, sobre todo por la acogida que me esperó en Valparaíso. Todos los demás destinos fueron sorpresas continuas que me dieron seguridad e independencia personal, algo que desde hacía tiempo necesitaba. Aprendí que sólo hay que dejarse sorprender para descubrir, y abrirse para encontrar, todo lo demás está ahí, lo tomas o lo dejas, sólo es eso.
Y después de tanto ir de acá para allá, me encontraba cansada de no estabilizarme, de andar y andar, estaba exhausta de tanto conocer. Así que volví con ganas a la aburrida Encarnación, jamás antes lo hubiese pensado. También tenía ganas de saber de las vidas de la gente del vertedero, cómo habrían pasado la nochebuena y la nochevieja, si habrían tenido vacaciones, saber de alguna novedad… Y la vuelta a casa estuvo llena de nuevos problemas por descubrir. La vida en el vertedero se agitó demasiado durante las vacaciones y en cuanto llegamos tuvimos que recomponer lo que se había desmoronado. No fue un trabajo difícil porque ya se nota todo el trabajo hecho con la comunidad, sólo había que afianzar los pilares que los sostienen día tras día. Y en el centro, pues todo estupendo, con muchas ganas de comenzar el curso nuevo, con muchas actividades nuevas en la cabeza, con niños nuevos, como si me hubiesen hecho el regalo de mi vida, vaya.
Eso sí, con tantas alegrías también llegaron las tristezas. Creo que he vivido los días más tristes tanto profesionalmente como personal. Es difícil de contar las sensaciones que me dejan todo lo vivido, es como una impotencia consoladora que tiene que pasar por el bien, tan solo por el bien y nada más. Han sido días difíciles sin duda, en los que la razón se antepone al corazón porque tiene que ser así nomás, y aceptarlo con el tiempo. Pero igual hay que continuar luchando con una sonrisa pintada en la cara porque ellos son los que menos se merecen miradas tristes y desganadas, suficiente tienen con sus vidas ya.
Bueno, también hemos pasado días muy buenos para compensar un poco, hemos acompañado a la comunidad a algunos paseos aprovechando las vacaciones y el verano, hicieron una fiesta en Arapyahu para celebrar la clausura del año ¡con paella española! donde los niños mostraron sus trabajos, bailaron, cantaron, jugaron…, nos fuimos a un arroyo, y los más importante de todo es que hemos formado un equipo de fútbol con las mujeres del vertedero (en homenaje a Jorge Morillo desde el Paraguay). Es indescriptible lo bien que se lo pasan, y lo bien que me lo paso yo con ellas, nos reímos, nos enfadamos, nos cansamos… y sobretodo, aprendemos. Ya hemos realizado varios torneos con otros equipos para ganar plata para el equipo (ya que la mayoría juega con los pies desnudos y los balones se explotan por el pasto), y dentro de 15 días, otro torneo en Ita Paso, un barrio de por acá.
Ya los niños comenzaron la escuela, y en el vertedero han comenzado a mover la basura por lo de la inundación de Yacyreta, con la consecuencia de 4 personas intoxicadas por los gases de la descomposición(2 niños y 2 adultos), no ha sido nada grave pero sí que nos hemos llevado un gran susto porque esto es solo el principio. La buena noticia es que ya parece ser que van a tener al menos terreno para sus casas cuando se inunde el vertedero. Los gancheros de Asunción se han manifestado porque los basureros de los camiones recolectores quitan la mercadería buena, llegando al vertedero solo los restos de los restos… cosa que pasa también acá y que yo he visto con mis propios ojos, y es bueno por la denuncia social que conlleva.
Y eso es todo lo que puedo contar. Lamentablemente, no puedo decir que he ido a tal concierto o me he divertido en una macrofiesta ni nada de eso. Al menos, ya medio tengo unos amigos-conocidos fuera del trabajo; y, bueno, hago grandes paseos por la ciudad para desconectar los fines de semana y vemos películas, muchas películas...
Espero que os esté yendo súper bien. Un abrazo desde el alma.
Chispita
0 Comentarios:
Publicar un comentario