La verdadera historia
del Polígono Sur
Manuel J. Fernández
Son hijos de la última gran avenida del Tamarguillo. 1961 es el año cero del Polígono Sur. Las inundaciones dieron paso a un barrio humilde que durante años ha estado condenado a vivir en un “gueto” a espaldas de la ciudad. Ayer el barrio Martínez Montañés miró al pasado para aprender de los errores.
Algunos de los vecinos, como Antonia, de las 624 viviendas, se enteraba ayer de los orígenes del barrio en el que lleva viviendo toda la vida. “Dicen que aquí había chabolas que quedaron arrasadas por la riada del Tamarguillo en 1961. Luego se creó un núcleo residencial provisional, ya sin riesgo de avenidas, primero con casas prefabricadas y, después, con los actuales bloques de pisos”, recitaba la lección a otras vecinas.
Y es que ayer quedó inaugurada La Semana por la Buena Vecindad en la barriada de Martínez Montañés. Lo hacía con una clase de Historia, la Historia escrita por sus 60.000 vecinos, una población similar a la de Alcalá de Guadaíra. Las jornadas, que coordina el Comisionado para el Polígono Sur y que se prolongarán hasta el sábado, empezó con una proyección fotográfica sobre el antes y el después de un barrio que lleva años estigmatizado y una charla debate que reconstruía su memoria histórica.
Antonia, al igual que otros tantos vecinos, aterrizó en la década de los sesenta, fecha en la que nació el barrio, como bien recordaban los historiadores en sus ponencias. “Los primeros habitantes fueron descendientes de las chabolas anegadas, sevillanos de la Macarena y de Triana que dejaron sus infraviviendas y, por último, gente del campo que emigró al calor de las fábricas”, sentenciaba en su ponencia el profesor de la Universidad Pablo de Olavide Francisco José Torres.
Con las imágenes que muestran la evolución del barrio, los vecinos fueron encontrando respuestas a los continuos problemas de exclusión que ha sufrido el Polígono Sur. Pues los historiadores aseguraron que no sólo influyó la pobreza extrema de sus habitantes, sino además su enclave, “en la periferia”.
En sus orígenes, y aún en la actualidad, persisten “barreras físicas” –aseveraban– marcadas por la red hídrica –como el Guadaíra, al sur; y el Tamarguillo, al norte– y las líneas férreas –el tren a Cádiz, por el oeste; y la antiguo tren panadero de Alcalá de Guadaíra, al oeste–.
En este último punto cardinal, el profesor de la Olavide José María Mihura destacó que el muro de Hytasa, que antaño servía para separar las fábricas del tren de Alcalá, y el trazado férreo a Cádiz deberían desaparecer para incluir esta zona en la ciudad. Algo que ya recoge el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). En su ponencia, resaltó que estas “barreras, en principio, físicas” se han mantenido “como líneas de separación artificial y política”.
“Es más psicológica que real. A la ciudad le ha interesado mantener este gueto”, señaló. El Comisionado trabaja desde hace cuatro años para que Sevilla recupere elSur. Hoy recoge un premio por ello en Zaragoza.
07/06/08
Orgullo de barrio
Manuel J. Fernández
Mientras en Zaragoza premiaban la labor hecha hasta ahora en el Polígono Sur con el Plan Integral, en Sevilla los vecinos conocían cuál será su futuro con una visita al antiguo cauce del Guadaíra. Sobre el terreno, antes escombreras, descubrieron el proyecto del parque que se está construyendo en la zona.
No se hablaba de otra cosa en los dos safaris –uno por la mañana y otro por la tarde– que ayer se adentraron por los áridos terrones del antiguo cauce del Guadaíra. “Han premiado al barrio. Y más premios nos darán cuando tengamos este parque con árboles y lagunas. Seremos la envidia de muchos”, expresaban orgullosos los vecinos que, junto a alumnos de la escuela taller de jardinería y de huertos populares, hicieron suyo el corredor verde que está tomando forma a lo largo de los tres kilómetros que van de la barriada de Martínez Montañés, una de las zonas más deprimidas del Polígono Sur, a Los Bermejales.
Y es que la Asociación Nacional de Promotores Públicos de Vivienda (AVS) celebró su 20 aniversario en Zaragoza. Allí entregó el jueves el premio a la mejor actuación de revitalización urbana a la Consejería de la Vivienda por su intervención desde hace cuatro años en el Polígono Sur en colaboración con el Ayuntamiento de Sevilla (Comisionado) y la Administración central.
Kilómetros más abajo, en la autovía Sevilla-Utrera, cerca de la barriada de Martínez Montañés y Murillo nadie pestañeaba con el discurso de Miguel Ángel Rojas, arquitecto de Factor-ia y UG 21, responsables del proyecto del nuevo parque. “El diseño reinventará el río Guadaíra con una zona verde con 6.000 árboles de 400 especies distintas, colinas y nueve lagunas de agua que aparecerán y desaparecerán como los ojos del Guadiana”.
Algo que alertó a Dioni, la profesora del taller de jardinería. Ella se interesó por la fecha de las plantaciones y si, como le habían prometido, se daría preferencia a los vecinos del Polígono Sur a la hora de dar trabajo. “Tengo una promoción preparada que acaba de salir y ahí estamos formando otra que podía encontrar empleo en este pulmón verde”, insistía durante la expedición a las obras.
La Semana por la Buena Vecindad, que se ha celebrado esta semana en Martínez Montañés y que finaliza hoy, arrastró a un nutrido grupo de vecinos tras las huellas del parque. De sus colinas a sus pinares fueron conquistando el terreno paso a paso.
“Al otro lado de la SE-30 irán los huertos vecinales”, señalaba Rojas. La idea despertó gran interés. “¿Serán como los de Miraflores?”, preguntaban. Y es que una pasarela salvará la cicatriz de la SE-30. Allí junto al nuevo cauce se proyectan los huertos.
Bajo la atenta mirada de los obreros que trabajaban a pleno sol, los vecinos se interesaron por los equipamientos del futuro parque: biblioteca, un museo del agua y un teatro de la ópera en Los Bermejales. “La idea es hacer un parque sostenible socialmente que articule y reconcilie los barrios colindantes”, remachó Rojas. A la sombra de los pocos árboles que había, los vecinos del Polígono Sur festejaron estos nuevos avances que pondrán punto y final a décadas de aislamiento. Ayer se enorgullecían de vivir allí.
Algunos de los vecinos, como Antonia, de las 624 viviendas, se enteraba ayer de los orígenes del barrio en el que lleva viviendo toda la vida. “Dicen que aquí había chabolas que quedaron arrasadas por la riada del Tamarguillo en 1961. Luego se creó un núcleo residencial provisional, ya sin riesgo de avenidas, primero con casas prefabricadas y, después, con los actuales bloques de pisos”, recitaba la lección a otras vecinas.
Y es que ayer quedó inaugurada La Semana por la Buena Vecindad en la barriada de Martínez Montañés. Lo hacía con una clase de Historia, la Historia escrita por sus 60.000 vecinos, una población similar a la de Alcalá de Guadaíra. Las jornadas, que coordina el Comisionado para el Polígono Sur y que se prolongarán hasta el sábado, empezó con una proyección fotográfica sobre el antes y el después de un barrio que lleva años estigmatizado y una charla debate que reconstruía su memoria histórica.
Antonia, al igual que otros tantos vecinos, aterrizó en la década de los sesenta, fecha en la que nació el barrio, como bien recordaban los historiadores en sus ponencias. “Los primeros habitantes fueron descendientes de las chabolas anegadas, sevillanos de la Macarena y de Triana que dejaron sus infraviviendas y, por último, gente del campo que emigró al calor de las fábricas”, sentenciaba en su ponencia el profesor de la Universidad Pablo de Olavide Francisco José Torres.
Con las imágenes que muestran la evolución del barrio, los vecinos fueron encontrando respuestas a los continuos problemas de exclusión que ha sufrido el Polígono Sur. Pues los historiadores aseguraron que no sólo influyó la pobreza extrema de sus habitantes, sino además su enclave, “en la periferia”.
En sus orígenes, y aún en la actualidad, persisten “barreras físicas” –aseveraban– marcadas por la red hídrica –como el Guadaíra, al sur; y el Tamarguillo, al norte– y las líneas férreas –el tren a Cádiz, por el oeste; y la antiguo tren panadero de Alcalá de Guadaíra, al oeste–.
En este último punto cardinal, el profesor de la Olavide José María Mihura destacó que el muro de Hytasa, que antaño servía para separar las fábricas del tren de Alcalá, y el trazado férreo a Cádiz deberían desaparecer para incluir esta zona en la ciudad. Algo que ya recoge el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). En su ponencia, resaltó que estas “barreras, en principio, físicas” se han mantenido “como líneas de separación artificial y política”.
“Es más psicológica que real. A la ciudad le ha interesado mantener este gueto”, señaló. El Comisionado trabaja desde hace cuatro años para que Sevilla recupere elSur. Hoy recoge un premio por ello en Zaragoza.
07/06/08
Orgullo de barrio
Manuel J. Fernández
Mientras en Zaragoza premiaban la labor hecha hasta ahora en el Polígono Sur con el Plan Integral, en Sevilla los vecinos conocían cuál será su futuro con una visita al antiguo cauce del Guadaíra. Sobre el terreno, antes escombreras, descubrieron el proyecto del parque que se está construyendo en la zona.
No se hablaba de otra cosa en los dos safaris –uno por la mañana y otro por la tarde– que ayer se adentraron por los áridos terrones del antiguo cauce del Guadaíra. “Han premiado al barrio. Y más premios nos darán cuando tengamos este parque con árboles y lagunas. Seremos la envidia de muchos”, expresaban orgullosos los vecinos que, junto a alumnos de la escuela taller de jardinería y de huertos populares, hicieron suyo el corredor verde que está tomando forma a lo largo de los tres kilómetros que van de la barriada de Martínez Montañés, una de las zonas más deprimidas del Polígono Sur, a Los Bermejales.
Y es que la Asociación Nacional de Promotores Públicos de Vivienda (AVS) celebró su 20 aniversario en Zaragoza. Allí entregó el jueves el premio a la mejor actuación de revitalización urbana a la Consejería de la Vivienda por su intervención desde hace cuatro años en el Polígono Sur en colaboración con el Ayuntamiento de Sevilla (Comisionado) y la Administración central.
Kilómetros más abajo, en la autovía Sevilla-Utrera, cerca de la barriada de Martínez Montañés y Murillo nadie pestañeaba con el discurso de Miguel Ángel Rojas, arquitecto de Factor-ia y UG 21, responsables del proyecto del nuevo parque. “El diseño reinventará el río Guadaíra con una zona verde con 6.000 árboles de 400 especies distintas, colinas y nueve lagunas de agua que aparecerán y desaparecerán como los ojos del Guadiana”.
Algo que alertó a Dioni, la profesora del taller de jardinería. Ella se interesó por la fecha de las plantaciones y si, como le habían prometido, se daría preferencia a los vecinos del Polígono Sur a la hora de dar trabajo. “Tengo una promoción preparada que acaba de salir y ahí estamos formando otra que podía encontrar empleo en este pulmón verde”, insistía durante la expedición a las obras.
La Semana por la Buena Vecindad, que se ha celebrado esta semana en Martínez Montañés y que finaliza hoy, arrastró a un nutrido grupo de vecinos tras las huellas del parque. De sus colinas a sus pinares fueron conquistando el terreno paso a paso.
“Al otro lado de la SE-30 irán los huertos vecinales”, señalaba Rojas. La idea despertó gran interés. “¿Serán como los de Miraflores?”, preguntaban. Y es que una pasarela salvará la cicatriz de la SE-30. Allí junto al nuevo cauce se proyectan los huertos.
Bajo la atenta mirada de los obreros que trabajaban a pleno sol, los vecinos se interesaron por los equipamientos del futuro parque: biblioteca, un museo del agua y un teatro de la ópera en Los Bermejales. “La idea es hacer un parque sostenible socialmente que articule y reconcilie los barrios colindantes”, remachó Rojas. A la sombra de los pocos árboles que había, los vecinos del Polígono Sur festejaron estos nuevos avances que pondrán punto y final a décadas de aislamiento. Ayer se enorgullecían de vivir allí.
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