por MANUEL BELTRÁN y MARÍA CARBALLO - VOCES
D. y M. dejaron a su familia en un pueblo de Andalucía y se vinieron a Sevilla hace tres meses para buscar un empleo. A las dos semanas, por diversos motivos, se vieron durmiendo en la calle, y desde entonces los servicios municipales les han echado ya tres veces de los distintos lugares en los que han dormido. Al igual que D. y M., en Sevilla pernoctan cada noche en la calle cerca de 300 personas. Todas ellas diariamente cargan con sacos de dormir, bolsas, maletas, etc. en los que guardan documentos necesarios para la búsqueda de empleo, recuerdos familiares, ropa… Puesto que actualmente no existe ningún lugar en Sevilla donde puedan guardar sus pertenencias, en muchas ocasiones se ven obligados a dejarlas en un espacio público.
Este es el caso también de D. y M. La semana pasada, cuando volvieron al lugar donde duermen, se encontraron que el personal de la empresa pública LIPASAM había tirado todas sus pertenencias, incluyendo las maletas en las que guardaban documentos importantes, entre ellos antiguas nóminas para demostrar experiencia laboral y la única foto de familia que tenían en Sevilla. Cuando, al ir a la policía a pedir sus maletas les contestaron que no había opción de recuperarlas a M. le dio un fuerte ataque de ansiedad y sufrió un desmayo.
Entendemos que la función de LIPASAM es recoger aquellos objetos que se encuentran en la calle y mantener limpia la ciudad, pero actualmente no existe ninguna otra alternativa para que muchas personas puedan guardar sus objetos personales. Éstos no son basura, sino objetos necesarios, en ocasiones dotados de gran valor sentimental. Sabemos que actualmente se están creando diferentes recursos para las personas sin hogar en Sevilla y , entre ellos, sería importante crear un espacio donde estas personas pudieran guardar sus pertenencias, independientemente de que consigan alojamiento en un centro o no.
Este es el caso también de D. y M. La semana pasada, cuando volvieron al lugar donde duermen, se encontraron que el personal de la empresa pública LIPASAM había tirado todas sus pertenencias, incluyendo las maletas en las que guardaban documentos importantes, entre ellos antiguas nóminas para demostrar experiencia laboral y la única foto de familia que tenían en Sevilla. Cuando, al ir a la policía a pedir sus maletas les contestaron que no había opción de recuperarlas a M. le dio un fuerte ataque de ansiedad y sufrió un desmayo.
Entendemos que la función de LIPASAM es recoger aquellos objetos que se encuentran en la calle y mantener limpia la ciudad, pero actualmente no existe ninguna otra alternativa para que muchas personas puedan guardar sus objetos personales. Éstos no son basura, sino objetos necesarios, en ocasiones dotados de gran valor sentimental. Sabemos que actualmente se están creando diferentes recursos para las personas sin hogar en Sevilla y , entre ellos, sería importante crear un espacio donde estas personas pudieran guardar sus pertenencias, independientemente de que consigan alojamiento en un centro o no.
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