DIARIO DE SEVILLA (13/10/08)
El aumento del desempleo con la crisis, el tráfico de drogas a pequeña escala, el absentismo y abandono escolar, el vandalismo y la inseguridad son las claves del progresivo deterioro de esta zona de la ciudad
Fernando Pérez Ávila
Calle Candelería. Once y media de la mañana. Una decena de personas se concentran en una esquina sin aparentemente nada que hacer. Algunos se sientan en el suelo, tal y como dicen que hacían cuando estaban en el patio de la cárcel. Los hay muy jóvenes, vecinos del barrio que ya han terminado de cumplir su condena en algún reformatorio, y también hombres ya curtidos, que se han ganado la vida como albañiles y ahora no tienen obras en la que trabajar. No hacen nada, sólo esperan y miran con recelo a quien les observa demasiado.
Dicen los vecinos de esta zona fronteriza entre Los Pajaritos y la Candelaria que son ellos quienes han devuelto el menudeo a la calle, que los pequeños robos han aumentado considerablemente en los últimos meses y que nadie quiere pasar ya por la acera en la que ellos esperan. Tanto que los comerciantes de esta calle, una de las más activas de la zona, han emprendido una campaña de recogida de firmas para solicitar una mayor presencia policial. Casualmente pasa un patrullero de la Policía Local y se queda un rato observando. "No vienen mucho por aquí, tendrían que estar todos los días", dice alguien.
"Los días de cobro esperan en la puerta del banco y les piden dinero a todos los que salen. La mayoría de las personas que vienen a cobrar son mayores, pensionistas, algunas vienen con su andador y se encuentran a esta gente en la puerta y les dan dinero por miedo". Fernando Martín, estanquero, es uno de los que ha iniciado la recogida de firmas, que ya suma más de 600 rúbricas. Ángel Silva, frutero, sufrió el robo de una de las puertas metálicas de su establecimiento. "He perdido clientela porque la gente tiene miedo y no pasa por aquí. Están todo el día peleándose y eso genera mucha inquietud".
Lo que ocurre en esta calle es un signo más del deterioro de un barrio en el que la dejadez de la administración es casi absoluta y cuya mano sólo se aprecia en una escuela taller que ha estado a punto de desaparecer y que sobrevivirá dos años más gracias en gran parte a la presión vecinal de la plataforma cívica Tres Barrios. El mismo problema existe en Santa Teresa, donde los jardines de la puerta de la iglesia están siempre atestados de botellas y la concentración de personas sin nada que hacer es patente.
La inseguridad no sólo existe en la calle. El colegio concertado SAFA Blanca Paloma fue asaltado al menos tres veces durante la primera quincena de septiembre, antes de que empezara el curso. Por la puerta del centro circulan las motos a gran velocidad y por las tardes se organizan carreras ilegales. El Ayuntamiento colocó un badén en la puerta del centro a petición del AMPA. "Eran las elecciones y vinieron pronto a ponerlo. Ahora han quitado parte del badén y el otro día casi atropellan a un niño", cuenta la presidenta de la asociación. En la calle paralela es un vecino el que por cuenta propia ha instalado un badén de cemento.
La zona cuenta con un elevado índice de absentismo escolar. En el colegio Blanca Paloma está en torno al 30%, según relatan la directora del centro, Elvira Galán, y la trabajadora social, Beatriz Barros. "Hay un protocolo contra el absentismo en el que están la Junta y la Policía, entre otras instituciones, que a veces funciona porque hay niños que han vuelto a clase, pero tiene demasiados problemas burocráticos y pueden pasar más de tres meses para que el niño vuelva a clase".
Peores son los números del instituto de secundaria que ha surgido de la fusión de los antiguos IES La Paz y Luis Cernuda. El centro tiene a más de 800 alumnos, cuenta con 7 primeros, 8 segundos y tan sólo dos primeros y segundos de Bachillerato. Esto revela la cantidad de niños que inician la secundaria y no la terminan. "Hay chavales que cumplen 16 años y al día siguiente ya no vienen", apunta Mercedes Frechilla, educadora del nuevo instituto, que no tiene todavía ni nombre ni cuenta corriente. Una prueba más del olvido de la Administración. "Estaremos en un 60% de abandono escolar". Una prueba más del deterioro.
Dicen los vecinos de esta zona fronteriza entre Los Pajaritos y la Candelaria que son ellos quienes han devuelto el menudeo a la calle, que los pequeños robos han aumentado considerablemente en los últimos meses y que nadie quiere pasar ya por la acera en la que ellos esperan. Tanto que los comerciantes de esta calle, una de las más activas de la zona, han emprendido una campaña de recogida de firmas para solicitar una mayor presencia policial. Casualmente pasa un patrullero de la Policía Local y se queda un rato observando. "No vienen mucho por aquí, tendrían que estar todos los días", dice alguien.
"Los días de cobro esperan en la puerta del banco y les piden dinero a todos los que salen. La mayoría de las personas que vienen a cobrar son mayores, pensionistas, algunas vienen con su andador y se encuentran a esta gente en la puerta y les dan dinero por miedo". Fernando Martín, estanquero, es uno de los que ha iniciado la recogida de firmas, que ya suma más de 600 rúbricas. Ángel Silva, frutero, sufrió el robo de una de las puertas metálicas de su establecimiento. "He perdido clientela porque la gente tiene miedo y no pasa por aquí. Están todo el día peleándose y eso genera mucha inquietud".
Lo que ocurre en esta calle es un signo más del deterioro de un barrio en el que la dejadez de la administración es casi absoluta y cuya mano sólo se aprecia en una escuela taller que ha estado a punto de desaparecer y que sobrevivirá dos años más gracias en gran parte a la presión vecinal de la plataforma cívica Tres Barrios. El mismo problema existe en Santa Teresa, donde los jardines de la puerta de la iglesia están siempre atestados de botellas y la concentración de personas sin nada que hacer es patente.
La inseguridad no sólo existe en la calle. El colegio concertado SAFA Blanca Paloma fue asaltado al menos tres veces durante la primera quincena de septiembre, antes de que empezara el curso. Por la puerta del centro circulan las motos a gran velocidad y por las tardes se organizan carreras ilegales. El Ayuntamiento colocó un badén en la puerta del centro a petición del AMPA. "Eran las elecciones y vinieron pronto a ponerlo. Ahora han quitado parte del badén y el otro día casi atropellan a un niño", cuenta la presidenta de la asociación. En la calle paralela es un vecino el que por cuenta propia ha instalado un badén de cemento.
La zona cuenta con un elevado índice de absentismo escolar. En el colegio Blanca Paloma está en torno al 30%, según relatan la directora del centro, Elvira Galán, y la trabajadora social, Beatriz Barros. "Hay un protocolo contra el absentismo en el que están la Junta y la Policía, entre otras instituciones, que a veces funciona porque hay niños que han vuelto a clase, pero tiene demasiados problemas burocráticos y pueden pasar más de tres meses para que el niño vuelva a clase".
Peores son los números del instituto de secundaria que ha surgido de la fusión de los antiguos IES La Paz y Luis Cernuda. El centro tiene a más de 800 alumnos, cuenta con 7 primeros, 8 segundos y tan sólo dos primeros y segundos de Bachillerato. Esto revela la cantidad de niños que inician la secundaria y no la terminan. "Hay chavales que cumplen 16 años y al día siguiente ya no vienen", apunta Mercedes Frechilla, educadora del nuevo instituto, que no tiene todavía ni nombre ni cuenta corriente. Una prueba más del olvido de la Administración. "Estaremos en un 60% de abandono escolar". Una prueba más del deterioro.
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