Chabola en La Cartuja (Sevilla). FOTO: _tonidelong (flickr)
CORREO DE ANDALUCÍA (31/01/09)
11,4% de hogares gitanos
son infraviviendas
Laura Blanco
Aunque en los últimos quince años el número de casas habitadas por gitanos calificadas de infraviviendas ha bajado del 31 al 11,4%, el director del Secretariado Gitano, Isidro González, entiende que “no tiene sentido que en la octava economía mundial subsista el chabolismo”. En Andalucía quedan aún 3.866.
El plan estatal de vivienda 2009–2012 contempla por primera vez un programa específico para erradicar el chabolismo, mediante ayudas al alquiler de hasta el 50% para facilitar el acceso de estos colectivos a un techo digno. La infravivienda está unida a la exclusión social y “los gitanos, la principal minoría de la UE, son los ciudadanos europeos más excluidos”, subraya González. Para conocer su realidad residencial, el Ministerio de Vivienda y la Fundación Secretariado Gitano han elaborado un mapa de las viviendas que habitan los gitanos, el segundo realizado desde 1991.
En Andalucía, donde viven unos 270.000 gitanos, 716 barrios o asentamientos de 301 municipios tienen vecinos de esta etnia, lo que supone 34.076 casas habitadas por gitanos. 3.866 están calificadas como infraviviendas –el 11,4%– por su deterioro o por tratarse de chabolas, cuevas, barracones o viviendas móviles.
Teniendo en cuenta que la población gitana de Andalucía representa el 38% de la estatal, el porcentaje no es excesivo comparado con comunidades como Galicia (33,9% de infraviviendas), Baleares (24, 3%), Murcia (21%) y hasta diez autonomías que superan la media nacional (11,7%). El hogar más usual es el piso (45,3%), si bien en Andalucía es muy similar el dato de casas unifamiliares (43,3%) debido a la alta presencia del colectivo en el ámbito rural.
Tanto el director del Secretariado Gitano como el consejero de Vivienda, Juan Espadas, y el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, coincidieron ayer en señalar que la vivienda es un factor fundamental de inclusión y permite “restaurar la dignidad y la calidad de vida”. Pero también coincidieron en reconocer que en la lucha contra el chabolismo, más que falta de medios, “existe una dificultad política real, porque los realojos tienen siempre rechazo del resto de la población y son decisiones difíciles para los ayuntamientos”, señaló el director del Secretariado Gitano. Chamizo criticó la “lentitud” en la erradicación del chabolismo “por miedo al clamor social contra los realojos” de esta población.
VPO. El consejero de Vivienda, Juan Espadas pero dejó claro que “la erradicación del chabolismo no se puede ni debe hacer desde la Junta sin la decisión y voluntad de los ayuntamientos”, aunque cuenten para ello con recursos de la administración autonómica que a su juicio “todavía se emplean menos de lo necesario”. Espadas mostró un “moderado optimismo” por la reducción de la infravivienda entre el colectivo gitano del 31% en 1991 al 11,4% actual y destacó que casi el 60% de las casas andaluzas habitadas por este colectivo (19.000) son viviendas protegidas.
En la política de vivienda andaluza, dijo, “la población gitana es un reto muy importante porque supone un tercio de la existente en España”, pero no apostó por medidas específicas para este colectivo sino por integrarlos en las líneas de actuación previstas en la Ley de Vivienda y el plan andaluz 2008-2012 dirigidas a los colectivos con más dificultades de acceso y en riesgo de exclusión social.
El plan estatal de vivienda 2009–2012 contempla por primera vez un programa específico para erradicar el chabolismo, mediante ayudas al alquiler de hasta el 50% para facilitar el acceso de estos colectivos a un techo digno. La infravivienda está unida a la exclusión social y “los gitanos, la principal minoría de la UE, son los ciudadanos europeos más excluidos”, subraya González. Para conocer su realidad residencial, el Ministerio de Vivienda y la Fundación Secretariado Gitano han elaborado un mapa de las viviendas que habitan los gitanos, el segundo realizado desde 1991.
En Andalucía, donde viven unos 270.000 gitanos, 716 barrios o asentamientos de 301 municipios tienen vecinos de esta etnia, lo que supone 34.076 casas habitadas por gitanos. 3.866 están calificadas como infraviviendas –el 11,4%– por su deterioro o por tratarse de chabolas, cuevas, barracones o viviendas móviles.
Teniendo en cuenta que la población gitana de Andalucía representa el 38% de la estatal, el porcentaje no es excesivo comparado con comunidades como Galicia (33,9% de infraviviendas), Baleares (24, 3%), Murcia (21%) y hasta diez autonomías que superan la media nacional (11,7%). El hogar más usual es el piso (45,3%), si bien en Andalucía es muy similar el dato de casas unifamiliares (43,3%) debido a la alta presencia del colectivo en el ámbito rural.
Tanto el director del Secretariado Gitano como el consejero de Vivienda, Juan Espadas, y el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, coincidieron ayer en señalar que la vivienda es un factor fundamental de inclusión y permite “restaurar la dignidad y la calidad de vida”. Pero también coincidieron en reconocer que en la lucha contra el chabolismo, más que falta de medios, “existe una dificultad política real, porque los realojos tienen siempre rechazo del resto de la población y son decisiones difíciles para los ayuntamientos”, señaló el director del Secretariado Gitano. Chamizo criticó la “lentitud” en la erradicación del chabolismo “por miedo al clamor social contra los realojos” de esta población.
VPO. El consejero de Vivienda, Juan Espadas pero dejó claro que “la erradicación del chabolismo no se puede ni debe hacer desde la Junta sin la decisión y voluntad de los ayuntamientos”, aunque cuenten para ello con recursos de la administración autonómica que a su juicio “todavía se emplean menos de lo necesario”. Espadas mostró un “moderado optimismo” por la reducción de la infravivienda entre el colectivo gitano del 31% en 1991 al 11,4% actual y destacó que casi el 60% de las casas andaluzas habitadas por este colectivo (19.000) son viviendas protegidas.
En la política de vivienda andaluza, dijo, “la población gitana es un reto muy importante porque supone un tercio de la existente en España”, pero no apostó por medidas específicas para este colectivo sino por integrarlos en las líneas de actuación previstas en la Ley de Vivienda y el plan andaluz 2008-2012 dirigidas a los colectivos con más dificultades de acceso y en riesgo de exclusión social.
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