FOTO: REYES SEDANO
ABC (05/04/09) - JULIÁN TAPIAS
Alrededor de 160 plazas distribuidas en nueve módulos conforman un nuevo espacio del Centro de Transeúntes Municipal, que hasta el momento sólo contaba con 54 plazas. Esta ampliación de las instalaciones se puso en uso el pasado mes de enero, a pesar de que la inauguración oficial todavía no se había producido. Entre los nueve módulos, se cuenta con algunos para asistencia a largo plazo, otros son unidades familiares y también se ha reservado un espacio para emergencias sociales.
Francisco Cordero y Manolo García, presidente y tesorero respectivamente, son miembros de la asociación de vecinos Virgen de la Esperanza, formada hace seis meses para combatir el problema de la presencia masiva de indigentes en sus calles que se lleva dando desde hace dos años. Las calles Juan de Robles, Perafán de Rivera o Don Fadrique son algunas de las que sufren las consecuencias de la saturación del Centro de Transeúntes Municipal de la zona, que cuenta con alrededor de 150 plazas.
Se trata de personas con problemas de alcohol y drogas que no buscan en este centro un sitio donde cobijarse —en cierto modo porque la estancia máxima es de dos días— sino que esperan que se les den mantas y algunos víveres y seguir viviendo como indigentes, algo que según señala Manolo García «no se les permite dentro del centro, ya que se les tiene prohibido beber».
En algunos de los soportales de los edificios de la zona llegan incluso a dormir en el mismo espacio ocho o nueve personas cada día, que hasta realizan todas sus necesidades básicas en estos lugares, «lo que trae insalubridad, delincuencia y basura», señaló Manolo García. Sin embargo, los vecinos reconocen que en la zona no se han advertido robos.
Desde esta asociación destacan que el problema no radica en las autoridades policiales, ya que cada vez que se acude a ellas para solventar cualquier pelea callejera, actúan de inmediato. Sin embargo, esta plataforma vecinal, entiende que la situación parte «del albergue municipal, que aunque lleva varios años en funcionamiento, comenzó con apenas 20 camas hasta las alrededor de las 150 que dispone actualmente». Para ellos, «tener este centro en la zona, debe implicar tener el triple de seguridad y limpieza del que cualquier barrio dispone habitualmente», asegura Manolo García. Hasta el momento, esta asociación de vecinos no ha efectuado ninguna denuncia legal ante esta circunstancia. Son conscientes de que «legalmente no se puede echar a nadie de la calle». En cambio, sí que han comunicado la situación al delegado del Distrito Macarena, Alfonso Mir, quien ha prometido intensificar las labores de seguridad, limpieza y recogida de basura para mantener en buenas condiciones el área.
Francisco Cordero y Manolo García, presidente y tesorero respectivamente, son miembros de la asociación de vecinos Virgen de la Esperanza, formada hace seis meses para combatir el problema de la presencia masiva de indigentes en sus calles que se lleva dando desde hace dos años. Las calles Juan de Robles, Perafán de Rivera o Don Fadrique son algunas de las que sufren las consecuencias de la saturación del Centro de Transeúntes Municipal de la zona, que cuenta con alrededor de 150 plazas.
Se trata de personas con problemas de alcohol y drogas que no buscan en este centro un sitio donde cobijarse —en cierto modo porque la estancia máxima es de dos días— sino que esperan que se les den mantas y algunos víveres y seguir viviendo como indigentes, algo que según señala Manolo García «no se les permite dentro del centro, ya que se les tiene prohibido beber».
En algunos de los soportales de los edificios de la zona llegan incluso a dormir en el mismo espacio ocho o nueve personas cada día, que hasta realizan todas sus necesidades básicas en estos lugares, «lo que trae insalubridad, delincuencia y basura», señaló Manolo García. Sin embargo, los vecinos reconocen que en la zona no se han advertido robos.
Desde esta asociación destacan que el problema no radica en las autoridades policiales, ya que cada vez que se acude a ellas para solventar cualquier pelea callejera, actúan de inmediato. Sin embargo, esta plataforma vecinal, entiende que la situación parte «del albergue municipal, que aunque lleva varios años en funcionamiento, comenzó con apenas 20 camas hasta las alrededor de las 150 que dispone actualmente». Para ellos, «tener este centro en la zona, debe implicar tener el triple de seguridad y limpieza del que cualquier barrio dispone habitualmente», asegura Manolo García. Hasta el momento, esta asociación de vecinos no ha efectuado ninguna denuncia legal ante esta circunstancia. Son conscientes de que «legalmente no se puede echar a nadie de la calle». En cambio, sí que han comunicado la situación al delegado del Distrito Macarena, Alfonso Mir, quien ha prometido intensificar las labores de seguridad, limpieza y recogida de basura para mantener en buenas condiciones el área.
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