CORREO DE ANDALUCÍA (13/05/09) - L. Blanco / I. Comesaña / D. Cela
Chabolistas huidos hace 44 días
El defensor del Pueblo urgió ayer a las administraciones a arreglar “esta semana” la crítica situación de las 300 personas, entre ellas 150 niños, que huyeron al campo tras un tiroteo en el Polígono Sur hace 44 días. Los chabolistas dicen que “los niños no aguantan más” pero las Consejerías de Bienestar y Educación, Ayuntamiento y Comisionado aún no han acordado una solución.
Chamizo abrió la semana pasada una queja de oficio, como ya informó ayer este periódico, al saber que esas 35 familias estaban viviendo sin ninguna ayuda en un solar baldío. Llevan allí desde que hace mes y medio escaparon del Polígono Sur por miedo a represalias, al verse algunos implicados en la muerte de un joven alcanzado por un disparo.
“Demasiado estamos aguantando, tirados como bichos, los niños estaban todos en el colegio y ahora ya no pueden más”, se quejaba Pedro, mostrando la endeble chabola en la que acumula bidones de agua, porque van a buscarla a lejanas gasolineras; y un colchón donde duerme con su mujer, la menor de sus 12 hijos y cuatro nietos. “No tenemos agua ni comida, y nos da miedo salir a buscarnos la vida con la chatarra porque estamos amenazados”.
“No nos echan cuenta, hemos tenido que irnos de nuestras casas aunque nosotros no hemos matado a nadie, y estamos corriendo y escondidos como alimañas”, explicaba Jorge, que está enfermo y necesita oxígeno a diario. En la chabola de al lado, una joven con un bebé de corta edad explica que estaba dándole de comer cuando vio una serpiente. Para intentar matarla, su familia hizo arder los pastos al lado de su vivienda de madera y plástico.
El defensor había dado 15 días a Bienestar Social de la Junta y el Ayuntamiento, que finalizan esta semana, para que lo informaran sobre sus avances. Ayer fue más allá y dijo que espera tener no sólo una respuesta, sino también la solución “esta semana, porque esto no se puede eternizar”.
Chamizo subrayó que aunque las administraciones implicadas están en una cierta “nebulosa” para aclarar lo ocurrido, su oficina se ha dirigido a la Consejería de Bienestar Social para que intervenga y pidió que adopte una solución inmediata, en especial para los menores, ya que considera urgente garantizar su escolarización y alimentación, aunque la solución integral para todas las familias sea más complicada.
Chamizo insistió en que a Bienestar le compete informar a la Fiscalía de Menores, a la que nadie se ha dirigido, pero añadió que si no es así lo hará él mismo; y que el fiscal también puede actuar de oficio.
El defensor también ha pedido información al Consistorio, que ayer no quiso pronunciarse y alegó que se trata de una competencia de la Junta. A su vez, ésta afirma que ya está trabajando pero que es una situación muy difícil.
El problema esta vez se diluye más porque estas familias llegaron al Polígono Sur hace cinco años, adquiriendo pisos de forma ilegal con el dinero que les dio el Consistorio por dejar sus chabolas en Los Bermejales, y en este barrio existe un plan integral para sacarlo de la degradación en la que se ha hundido en los últimos 30 años. Pero aunque los niños fueron escolarizados y experimentaron progresos educativos, sus familias no se integraron en los planes que dirige el Comisionado de la zona, y muchos aún son conflictivos. A eso se añade el peligro por el afán de venganza de la familia del fallecido.
Chamizo, tras reunirse con el director de la Fundación Secretariado Gitano, Isidoro Rodríguez, aprovechó para insistir en que la comunidad gitana “tiene que acostumbrarse a que si hay un culpable es uno, y no la familia” y criticó que se defienda la venganza gitana como elemento cultural. Rodríguez quiso dejar claro que “las familias gitanas en su gran mayoría son cumplidores y observantes de la ley” pero lamentó que “queden siempre los casos puntuales y extremos”.
“Demasiado estamos aguantando, tirados como bichos, los niños estaban todos en el colegio y ahora ya no pueden más”, se quejaba Pedro, mostrando la endeble chabola en la que acumula bidones de agua, porque van a buscarla a lejanas gasolineras; y un colchón donde duerme con su mujer, la menor de sus 12 hijos y cuatro nietos. “No tenemos agua ni comida, y nos da miedo salir a buscarnos la vida con la chatarra porque estamos amenazados”.
“No nos echan cuenta, hemos tenido que irnos de nuestras casas aunque nosotros no hemos matado a nadie, y estamos corriendo y escondidos como alimañas”, explicaba Jorge, que está enfermo y necesita oxígeno a diario. En la chabola de al lado, una joven con un bebé de corta edad explica que estaba dándole de comer cuando vio una serpiente. Para intentar matarla, su familia hizo arder los pastos al lado de su vivienda de madera y plástico.
El defensor había dado 15 días a Bienestar Social de la Junta y el Ayuntamiento, que finalizan esta semana, para que lo informaran sobre sus avances. Ayer fue más allá y dijo que espera tener no sólo una respuesta, sino también la solución “esta semana, porque esto no se puede eternizar”.
Chamizo subrayó que aunque las administraciones implicadas están en una cierta “nebulosa” para aclarar lo ocurrido, su oficina se ha dirigido a la Consejería de Bienestar Social para que intervenga y pidió que adopte una solución inmediata, en especial para los menores, ya que considera urgente garantizar su escolarización y alimentación, aunque la solución integral para todas las familias sea más complicada.
Chamizo insistió en que a Bienestar le compete informar a la Fiscalía de Menores, a la que nadie se ha dirigido, pero añadió que si no es así lo hará él mismo; y que el fiscal también puede actuar de oficio.
El defensor también ha pedido información al Consistorio, que ayer no quiso pronunciarse y alegó que se trata de una competencia de la Junta. A su vez, ésta afirma que ya está trabajando pero que es una situación muy difícil.
El problema esta vez se diluye más porque estas familias llegaron al Polígono Sur hace cinco años, adquiriendo pisos de forma ilegal con el dinero que les dio el Consistorio por dejar sus chabolas en Los Bermejales, y en este barrio existe un plan integral para sacarlo de la degradación en la que se ha hundido en los últimos 30 años. Pero aunque los niños fueron escolarizados y experimentaron progresos educativos, sus familias no se integraron en los planes que dirige el Comisionado de la zona, y muchos aún son conflictivos. A eso se añade el peligro por el afán de venganza de la familia del fallecido.
Chamizo, tras reunirse con el director de la Fundación Secretariado Gitano, Isidoro Rodríguez, aprovechó para insistir en que la comunidad gitana “tiene que acostumbrarse a que si hay un culpable es uno, y no la familia” y criticó que se defienda la venganza gitana como elemento cultural. Rodríguez quiso dejar claro que “las familias gitanas en su gran mayoría son cumplidores y observantes de la ley” pero lamentó que “queden siempre los casos puntuales y extremos”.
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