EFE (21/08/09)
Actuaciones en el río y San Luis
La Delegación de Convivencia y Seguridad del Ayuntamiento de Sevilla, dirigida por el concejal socialista Alfonso Mir, desmanteló en el día de ayer nuevos núcleos chabolistas y de marginación establecidos en el entorno inmediato de la calle San Luis y en la orilla del río Guadalquivir, procediendo a identificar a 12 personas y retirando 1.130 kilogramos de basura.
Según informaron a Europa Press fuentes municipales, el Ayuntamiento llevó a cabo una actuación en la que participaron los servicios de la empresa municipal de limpieza (Lipasam), la Policía Local y el Cecop Social.
Así, con respecto a los servicios llevados a cabo en la zona Norte del casco histórico, en la Plaza de San Gil se identificó a una persona española y se recogieron 30 kilogramos de basura, así como restos de enseres. Por otro lado, en la calle Hermano Secundino se recogieron 50 kilos de desperdicios, sin encontrar a nadie en el lugar.
Ya en lo referente a la orilla del Guadalquivir, el Ayuntamiento actuó por tramos en la calle José Galán Merino. De esta manera, en las cercanías del Huevo de Colón no se observaron personas ni basuras en el lugar, aunque sí detrás del Monasterio de San Jerónimo, donde se identificó a diez personas de nacionalidad rumana, retirándose 500 kilogramos de basura. También en las inmediaciones de la glorieta de las Juventudes Musicales, donde se retiró una tienda de campaña y 500 kilogramos de residuos.
Por último, se actuó junto a las instalaciones del teleférico de la calle Torneo, identificándose a una persona de nacionalidad marroquí y retirándose una tienda de campaña y 50 kilogramos de enseres.
El Ayuntamiento de Sevilla ya ha solicitado la colaboración ciudadana, de manera que si algún ciudadano tiene conocimiento de la existencia de este tipo de asentamientos se informe a los servicios municipales a través del Cecop o los distritos municipales
Según informaron a Europa Press fuentes municipales, el Ayuntamiento llevó a cabo una actuación en la que participaron los servicios de la empresa municipal de limpieza (Lipasam), la Policía Local y el Cecop Social.
Así, con respecto a los servicios llevados a cabo en la zona Norte del casco histórico, en la Plaza de San Gil se identificó a una persona española y se recogieron 30 kilogramos de basura, así como restos de enseres. Por otro lado, en la calle Hermano Secundino se recogieron 50 kilos de desperdicios, sin encontrar a nadie en el lugar.
Ya en lo referente a la orilla del Guadalquivir, el Ayuntamiento actuó por tramos en la calle José Galán Merino. De esta manera, en las cercanías del Huevo de Colón no se observaron personas ni basuras en el lugar, aunque sí detrás del Monasterio de San Jerónimo, donde se identificó a diez personas de nacionalidad rumana, retirándose 500 kilogramos de basura. También en las inmediaciones de la glorieta de las Juventudes Musicales, donde se retiró una tienda de campaña y 500 kilogramos de residuos.
Por último, se actuó junto a las instalaciones del teleférico de la calle Torneo, identificándose a una persona de nacionalidad marroquí y retirándose una tienda de campaña y 50 kilogramos de enseres.
El Ayuntamiento de Sevilla ya ha solicitado la colaboración ciudadana, de manera que si algún ciudadano tiene conocimiento de la existencia de este tipo de asentamientos se informe a los servicios municipales a través del Cecop o los distritos municipales
DIARIO DE SEVILLA (17/08/09) - INÉS LÓPEZ
Vecinos intimidados
"Al que llame a la Policía le cortamos el pescuezo". Es una sola de las amenazas que llevan escuchando más de un año los vecinos de la plaza San Gil, justo detrás de la Basílica de la Macarena. Cada día se levantan con peleas, gritos, ladridos, amenazas y con un fuerte olor a orina que inunda la entrada de sus viviendas, donde están instalados dos indigentes. Los residentes en esta plaza están desesperados y cansado de presentar numerosos escritos ante el Ayuntamiento sin recibir ninguna solución. En la última queja, con sello del miércoles pasado, se pide a las autoridades municipales que "se tomen las medidas para la comprobación y erradicación de estos hechos".
El relato de los vecinos retrata la vida cotidiana de dos aparcacoches, a los que conocen por sus nombres de pila. "Tras ganarse algunas monedas compran latas de bonito y vino para mezclar con refrescos; ya por la tarde comienzan a beber y, por la noche, invitan a cinco o seis amigos a la fiesta, en la que son continuos los gritos y discusiones", aseguran los vecinos de la plaza de San Gil. Isabel Román, propietaria de una casa en dicha plaza, añade que tiene miedo de que se produzca un incendio. "Fuman en los colchones, se quedan dormidos y hay muchos coches aparcados cerca", advierte.
Un paseo por la zona muestra cómo la acera de la parroquia de San Gil está inutilizada, al estar ocupada por varios enseres: colchones, un carro de la compra lleno de ropa vieja, cojines e incluso muebles que se sujetan en una señal de tráfico, según explica Manuel Gil, otro de los vecinos desesperados.
El tránsito por la calle es complicado, pues la vía se estrecha por los coches aparcados."Tapan una señal para poder aparcar los coches en las dos aceras, cuando sólo se puede estacionar en un lado", denuncian varios residentes.
Una de ellas, María Dolores Sánchez, aclara que el jueves pasado Lipasam baldeó un poco la zona y se llevó algunas cosas. Eso sí, con presencia policial. Lo mismo ocurrió el día anterior, miércoles 12, cuando los vecinos llamaron a la Sociedad Protectora de Animales. "Nos dicen que no pueden actuar sin presencia policial y que no se puden llevar ningún perro, a no ser que sea requisado por la autoridad", añade esta vecina.
El dueño de la peluquería Pedro llega a su negocio todos los días una hora antes para limpiar la puerta "de orines y drogas". "Las señoras dejan de venir por miedo a cruzarse con estas personas", lamenta el peluquero. Rosario Trinidad, otra vecina, asegura que llegóa presenciar una pelea en la que tuvo que intervenir una ambulancia para llevarse al herido. "Les dices algo y te visten de limpio con amenazas", asegura esta residente, que añade: "No me podéis decir nada porque esto es mío, y me tenéis envidia porque yo pago ni luz ni agua, eso me dicen".
María Dolores, Rosario, Isabel... son algunas de las vecinas que han presentado varias veces las quejas al Ayuntamiento y aún esperan una respuesta definitiva.
El presidente de la comunidad número 6, Manuel Valdés, lamenta que estos indigentes hagan sus necesidades junto a la parroquia. "Mi señora y yo salimos por separado para que no sepan que hemos dejado la casa sola", explica. Valdés entiende que en algún sitio tendrán que dormir, "pero si la ley les permite dormir en la calle, lo que pedimos es que no sea siempre en la nuestra", reclaman indignados.
Este representante vecinal lo tiene muy claro. "Esto es peor que la botellona, a los chavales se les puede llamar la atención, pero nadie se atreve a hacerlo aquí".
Sus relatos confirman su desesperación, pero ninguno se rinde, aunque tengan que inundar de escritos el Ayuntamiento.
El relato de los vecinos retrata la vida cotidiana de dos aparcacoches, a los que conocen por sus nombres de pila. "Tras ganarse algunas monedas compran latas de bonito y vino para mezclar con refrescos; ya por la tarde comienzan a beber y, por la noche, invitan a cinco o seis amigos a la fiesta, en la que son continuos los gritos y discusiones", aseguran los vecinos de la plaza de San Gil. Isabel Román, propietaria de una casa en dicha plaza, añade que tiene miedo de que se produzca un incendio. "Fuman en los colchones, se quedan dormidos y hay muchos coches aparcados cerca", advierte.
Un paseo por la zona muestra cómo la acera de la parroquia de San Gil está inutilizada, al estar ocupada por varios enseres: colchones, un carro de la compra lleno de ropa vieja, cojines e incluso muebles que se sujetan en una señal de tráfico, según explica Manuel Gil, otro de los vecinos desesperados.
El tránsito por la calle es complicado, pues la vía se estrecha por los coches aparcados."Tapan una señal para poder aparcar los coches en las dos aceras, cuando sólo se puede estacionar en un lado", denuncian varios residentes.
Una de ellas, María Dolores Sánchez, aclara que el jueves pasado Lipasam baldeó un poco la zona y se llevó algunas cosas. Eso sí, con presencia policial. Lo mismo ocurrió el día anterior, miércoles 12, cuando los vecinos llamaron a la Sociedad Protectora de Animales. "Nos dicen que no pueden actuar sin presencia policial y que no se puden llevar ningún perro, a no ser que sea requisado por la autoridad", añade esta vecina.
El dueño de la peluquería Pedro llega a su negocio todos los días una hora antes para limpiar la puerta "de orines y drogas". "Las señoras dejan de venir por miedo a cruzarse con estas personas", lamenta el peluquero. Rosario Trinidad, otra vecina, asegura que llegóa presenciar una pelea en la que tuvo que intervenir una ambulancia para llevarse al herido. "Les dices algo y te visten de limpio con amenazas", asegura esta residente, que añade: "No me podéis decir nada porque esto es mío, y me tenéis envidia porque yo pago ni luz ni agua, eso me dicen".
María Dolores, Rosario, Isabel... son algunas de las vecinas que han presentado varias veces las quejas al Ayuntamiento y aún esperan una respuesta definitiva.
El presidente de la comunidad número 6, Manuel Valdés, lamenta que estos indigentes hagan sus necesidades junto a la parroquia. "Mi señora y yo salimos por separado para que no sepan que hemos dejado la casa sola", explica. Valdés entiende que en algún sitio tendrán que dormir, "pero si la ley les permite dormir en la calle, lo que pedimos es que no sea siempre en la nuestra", reclaman indignados.
Este representante vecinal lo tiene muy claro. "Esto es peor que la botellona, a los chavales se les puede llamar la atención, pero nadie se atreve a hacerlo aquí".
Sus relatos confirman su desesperación, pero ninguno se rinde, aunque tengan que inundar de escritos el Ayuntamiento.
ABC (28-08-09)
Enfermo mental en la Borbolla
Un sector de los vecinos del entorno de la avenida de la Borbolla, Felipe II y la barriada de Huerta de la Salud de Sevilla alertó ayer de los conflictos causados por un enfermo mental que desde hace varios días ha molestado, asustado e intentado agredir a varios moradores de la zona, y que la mayor parte de las veces pasea por estas calles en ropa interior.
El administrador del edificio Coprose —uno de los más importantes de la zona—, Arturo Hidalgo, explicó a Europa Press que esta persona está «rondando todo el día» por los alrededores de la Plaza Ruiz de Alda, el apeadero de San Bernardo o las calles Doctor Pedro de Castro y Doctor Gabriel Sánchez de la Cuesta, entre otras, «queriendo pegar a los vecinos».
Hidalgo ejemplificó algunos de los altercados en el intento de agresión a una mujer embarazada perpetrado el martes o a el del presidente del edificio que administra, «al que le quiso pegar con un palo». Al parecer, este hombre es conocido de la zona, pues «estuvo aquí hace dos o tres años, desapareció y ahora ha vuelto».
«Debe tener familia en la zona, él mismo dice que hay gente que le baja comida, porque si no, con lo grande que es Sevilla, no se explica que esté siempre por aquí», según el administrador de la finca, que indicó que muchas veces va «a su aire, cantando o chillando, pero al que le diga algo porque va sin ropa, se encara con él».
Es, según los vecinos, un hombre que «molesta» y que llama la atención por el hecho de ir sin apenas ropa por la vía pública. «No es algo agradable», apostillan, indicando que se ha llegado a informar del caso al distrito y a efectivos de la Policía Local.
Este caso tiene un antecedente similar en el de Manuel D. C. , más conocido como «el loco de Los Remedios», cuyo ingreso en la Unidad Psiquiátrica del centro penitenciario Sevilla II fue dictado por un juzgado en agosto de 2006, después de que esta persona, que carecía de medios lícitos de vida, utilizara siempre un modus operandi consistente en acercarse de manera sorpresiva a sus víctimas —la mayoría mujeres— y abordándolas, golpeándolas fuertemente con las manos, puños y objetos contundentes.
El administrador del edificio Coprose —uno de los más importantes de la zona—, Arturo Hidalgo, explicó a Europa Press que esta persona está «rondando todo el día» por los alrededores de la Plaza Ruiz de Alda, el apeadero de San Bernardo o las calles Doctor Pedro de Castro y Doctor Gabriel Sánchez de la Cuesta, entre otras, «queriendo pegar a los vecinos».
Hidalgo ejemplificó algunos de los altercados en el intento de agresión a una mujer embarazada perpetrado el martes o a el del presidente del edificio que administra, «al que le quiso pegar con un palo». Al parecer, este hombre es conocido de la zona, pues «estuvo aquí hace dos o tres años, desapareció y ahora ha vuelto».
«Debe tener familia en la zona, él mismo dice que hay gente que le baja comida, porque si no, con lo grande que es Sevilla, no se explica que esté siempre por aquí», según el administrador de la finca, que indicó que muchas veces va «a su aire, cantando o chillando, pero al que le diga algo porque va sin ropa, se encara con él».
Es, según los vecinos, un hombre que «molesta» y que llama la atención por el hecho de ir sin apenas ropa por la vía pública. «No es algo agradable», apostillan, indicando que se ha llegado a informar del caso al distrito y a efectivos de la Policía Local.
Este caso tiene un antecedente similar en el de Manuel D. C. , más conocido como «el loco de Los Remedios», cuyo ingreso en la Unidad Psiquiátrica del centro penitenciario Sevilla II fue dictado por un juzgado en agosto de 2006, después de que esta persona, que carecía de medios lícitos de vida, utilizara siempre un modus operandi consistente en acercarse de manera sorpresiva a sus víctimas —la mayoría mujeres— y abordándolas, golpeándolas fuertemente con las manos, puños y objetos contundentes.
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