Texto resumido a partir de:
- OBRA: Análisis crítico del voluntariado social
- AUTOR: José Guillermo Fouce (Psicólogo Social)
- E-MAIL: guiller@correo.cop.es
Es destacable el gran crecimiento del voluntariado de los últimos años, con el surgimiento de múltiples organizaciones canalizadoras del mismo. Este fenómeno ha sido especialmente acelerado en España. Políticos y medios de comunicación apoyan a las ONGs, pero pocos son los análisis críticos. Se destacan, a continuación, algunas paradojas.
1. Parcialidad
Muchos movimientos sólo tienen en cuenta aspectos parciales de la realidad, centrándose en reivindicaciones legítimas de ciertos intereses que, sin embargo, no son generales, y pueden enfrentarse con otros igualmente justificados.
2. Ideología
Existe el mito de que los voluntarios son siempre de izquierda. Sin embargo, es enorme la influencia que han tenido los sectores de clase media y alta, agrupados en organizaciones vecinales: el prototipo de buen ciudadano es, para ellos, el que se asocia en defensa de su propiedad.
Algunos autores profundizan en lo que significa la sustitución del concepto pueblo por el de sociedad civil, como algo más que un simple cambio de lenguaje, ya que los problemas económicos y políticos de los sectores más desfavorecidos se estarían quedando sin expresión.
3. Magnitud
Si miramos los datos con cierta objetividad, no parece que sean tantos los sujetos que participan, ni tantas las organizaciones y su fuerza. Además, no están legitimadas por procesos democráticos y representativos de voto.
Cabe señalar su fragmentación, el desarrollo de acciones esporádicas. No existe una meta política constante. Así, no se puede esperar que la movilización de los individuos implicados tenga continuidad.
4. Reconocimiento
¿Por qué a unos sí y a otros no? Los activistas, también voluntarios, que cuestionan la especulación inmobiliaria (ocupas), la resolución militar de conflictos internacionales (pacifistas), el reparto del gasto público (0,7%) o los contratos basura, no reciben el beneplácito de las autoridades públicas y de los poderes económicos.
5. Individualismo
El voluntariado puede debilitar el tejido asociativo, ya que sólo desarrolla tareas altruistas a tiempo parcial. Que se prefiera a la militancia, podría deberse al intento de inducir a formas de acción menos conflictivas y críticas, a reducir la capacidad de organización y movilización, a disminuir el compromiso.
La solidaridad se fragmenta, la acción voluntaria viene guiada por una mentalidad débil en la que derechos y deberes no quedan igualados y obligados por leyes efectivas, sino por percepciones o adhesiones inestables y emocionales. Valores y contravalores aparecen unidos sin crítica (como por ejemplo con la comercialización de la solidaridad). Una parte del tiempo parece dedicarse a tareas de interés social, el resto a competir despiadadamente en un mundo hostil.
6. Caridad vs. Solidaridad
El estándar es el pragmatismo y el posibilismo: ya que no se puede cambiar el orden económico, hay que hacer lo que se pueda dentro del mismo. Surgen diversas estrategias de control del voluntariado, que reinterpretan el fenómeno como un instrumento de pacificación y consenso social, que merece ser ensalzado y valorado hasta neutralizar sus dimensiones conflictivas.
Lo que predomina responde más planteamientos caritativos o asistenciales (centrados en los efectos de los problemas, y que parten del propio disfrute y no de las necesidades o derechos del otro) que a criterios ligados a la solidaridad (que conduce a la búsqueda de derechos, trabajando de igual a igual).
El papel desempeñado actualmente por las ONGs se aproxima más a la gestión de fondos públicos o privados. El voluntariado hace una labor que contribuye a mitigar los problemas sociales que el sistema está generando y, curiosamente, es el propio sistema quien proporciona los recursos para que pueda llevarse a cabo en las mejores condiciones, con el evidente ahorro económico, de mano de obra.
7. Neoliberalismo
La solidaridad y la participación se han convertido en nuevas consignas ideológicas neoliberales, en la generación de una trama en la que tanto el Estado, como lo público, una vez desprestigiados, ceden su responsabilidad al individuo.
8. Institucionalización
En una línea similar, se producen intentos por parte del Estado de colonizar el voluntariado mediante su institucionalización o legislando sobre el mismo. No hay nada como promocionar la solidaridad para tenerla bajo control.
La dependencia financiera de los aportes públicos hace a las organizaciones más vulnerables e inestables, su línea programática se vuelve circunstancial y son más propensas a las presiones políticas. También conduce a que las tradicionales formas administrativas de las organizaciones no gubernamentales se conviertan en modelos burocráticos.
La institucionalización puede llevar, también al desarrollo de lógicas perversas, como el sentido salarial de la gratuidad o de la participación (mediante la promoción de incentivos: reconocimiento en oposiciones, regalos, voluntariado institucional, becas,...).
9. Mercado laboral
El voluntariado es uno de los principales yacimientos de empleo actuales y, por tanto, una de las estrategias de los jóvenes para insertarse en la vida laboral. Tengan o no motivaciones solidarias.
Otro aspecto ampliamente criticado por los empresarios es que las ONGs desarrollan una competencia desleal (por sus numerosas ventajas fiscales).
10. Medios de comunicación
Cada vez son más frecuentes los maratones solidarios que organizan las televisiones compitiendo entre sí para lograr una mayor recaudación o imagen positiva. Se trata de escenificar la solidaridad activando la lástima, huyendo de la concienciación o el compromiso continuo.
1. Parcialidad
Muchos movimientos sólo tienen en cuenta aspectos parciales de la realidad, centrándose en reivindicaciones legítimas de ciertos intereses que, sin embargo, no son generales, y pueden enfrentarse con otros igualmente justificados.
2. Ideología
Existe el mito de que los voluntarios son siempre de izquierda. Sin embargo, es enorme la influencia que han tenido los sectores de clase media y alta, agrupados en organizaciones vecinales: el prototipo de buen ciudadano es, para ellos, el que se asocia en defensa de su propiedad.
Algunos autores profundizan en lo que significa la sustitución del concepto pueblo por el de sociedad civil, como algo más que un simple cambio de lenguaje, ya que los problemas económicos y políticos de los sectores más desfavorecidos se estarían quedando sin expresión.
3. Magnitud
Si miramos los datos con cierta objetividad, no parece que sean tantos los sujetos que participan, ni tantas las organizaciones y su fuerza. Además, no están legitimadas por procesos democráticos y representativos de voto.
Cabe señalar su fragmentación, el desarrollo de acciones esporádicas. No existe una meta política constante. Así, no se puede esperar que la movilización de los individuos implicados tenga continuidad.
4. Reconocimiento
¿Por qué a unos sí y a otros no? Los activistas, también voluntarios, que cuestionan la especulación inmobiliaria (ocupas), la resolución militar de conflictos internacionales (pacifistas), el reparto del gasto público (0,7%) o los contratos basura, no reciben el beneplácito de las autoridades públicas y de los poderes económicos.
5. Individualismo
El voluntariado puede debilitar el tejido asociativo, ya que sólo desarrolla tareas altruistas a tiempo parcial. Que se prefiera a la militancia, podría deberse al intento de inducir a formas de acción menos conflictivas y críticas, a reducir la capacidad de organización y movilización, a disminuir el compromiso.
La solidaridad se fragmenta, la acción voluntaria viene guiada por una mentalidad débil en la que derechos y deberes no quedan igualados y obligados por leyes efectivas, sino por percepciones o adhesiones inestables y emocionales. Valores y contravalores aparecen unidos sin crítica (como por ejemplo con la comercialización de la solidaridad). Una parte del tiempo parece dedicarse a tareas de interés social, el resto a competir despiadadamente en un mundo hostil.
6. Caridad vs. Solidaridad
El estándar es el pragmatismo y el posibilismo: ya que no se puede cambiar el orden económico, hay que hacer lo que se pueda dentro del mismo. Surgen diversas estrategias de control del voluntariado, que reinterpretan el fenómeno como un instrumento de pacificación y consenso social, que merece ser ensalzado y valorado hasta neutralizar sus dimensiones conflictivas.
Lo que predomina responde más planteamientos caritativos o asistenciales (centrados en los efectos de los problemas, y que parten del propio disfrute y no de las necesidades o derechos del otro) que a criterios ligados a la solidaridad (que conduce a la búsqueda de derechos, trabajando de igual a igual).
El papel desempeñado actualmente por las ONGs se aproxima más a la gestión de fondos públicos o privados. El voluntariado hace una labor que contribuye a mitigar los problemas sociales que el sistema está generando y, curiosamente, es el propio sistema quien proporciona los recursos para que pueda llevarse a cabo en las mejores condiciones, con el evidente ahorro económico, de mano de obra.
7. Neoliberalismo
La solidaridad y la participación se han convertido en nuevas consignas ideológicas neoliberales, en la generación de una trama en la que tanto el Estado, como lo público, una vez desprestigiados, ceden su responsabilidad al individuo.
8. Institucionalización
En una línea similar, se producen intentos por parte del Estado de colonizar el voluntariado mediante su institucionalización o legislando sobre el mismo. No hay nada como promocionar la solidaridad para tenerla bajo control.
La dependencia financiera de los aportes públicos hace a las organizaciones más vulnerables e inestables, su línea programática se vuelve circunstancial y son más propensas a las presiones políticas. También conduce a que las tradicionales formas administrativas de las organizaciones no gubernamentales se conviertan en modelos burocráticos.
La institucionalización puede llevar, también al desarrollo de lógicas perversas, como el sentido salarial de la gratuidad o de la participación (mediante la promoción de incentivos: reconocimiento en oposiciones, regalos, voluntariado institucional, becas,...).
9. Mercado laboral
El voluntariado es uno de los principales yacimientos de empleo actuales y, por tanto, una de las estrategias de los jóvenes para insertarse en la vida laboral. Tengan o no motivaciones solidarias.
Otro aspecto ampliamente criticado por los empresarios es que las ONGs desarrollan una competencia desleal (por sus numerosas ventajas fiscales).
10. Medios de comunicación
Cada vez son más frecuentes los maratones solidarios que organizan las televisiones compitiendo entre sí para lograr una mayor recaudación o imagen positiva. Se trata de escenificar la solidaridad activando la lástima, huyendo de la concienciación o el compromiso continuo.
1 Comentarios:
En este artículo hay mucha tela que cortar, mucha que daría para un debate de horas y horas... Había escuchado hablar de este libro y tenía ganas de leerlo, así que gracias por el super resumen tan bien hecho... Estoy de acuerdo en algunos de sus argumentos y en otros no, obviamente... Sólo decir que como en todos los sectores, mundos, medios, vidas, etc... hay de todo y de todo tipo.. Y finalmente, ser voluntario no son unas horas de tu tiempo libre dedicadas a una acción social, es una actitud y eso, bienvenido sea, da igual, raza, creencias, etc.
Enhorabuena por este gran blog, especialmente a Antonio.
Besos compis.
Merche
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