FOTO: Vassil Donev - EFE
EL MUNDO (09/12/08)Un país en busca de respuestas
TAKIS TSAFOS (DPA)
Mientras arrecian las protestas en distintas partes de Grecia contra la muerte, a manos de la policía, de un estudiante de 15 años, Grecia busca explicaciones a la pesadilla en la que está inmersa. "¿Qué es lo que está podrido en nuestra sociedad?", se preguntan los analistas en diferentes medios. Al parecer, no resulta suficiente explicación remitirse a las escenas de caos. "Se trata de una cuestión mucho más profunda", afirma el redactor jefe del diario de izquierda 'Avgi', Nikos Filis, haciéndose eco de un sentir popular. Hay mucho enfado en la sociedad.
La denominada generación de los 600 euros se ha decidido a protestar. "Ellos nos están diciendo qué es lo que marcha mal". Son miles los jóvenes que, tras cursar estudios superiores durante años y obtener excelentes notas, tienen un futuro sombrío ante sí. "Han estudiado durante años, pero luego sólo encuentran empleos a tiempo parcial", señala Filis.
Con 600 euros no se puede formar una familia o permitirse una vivienda. "Ahora salen a la calle y nos dicen lo que nosotros, los mayores, hemos hecho mal", señala el diario de izquierda liberal 'To Vima'.
También echar la vista atras, a los tiempos más oscuros de Grecia, podría ayudar a comprender esta irrupción de violencia. "En los años 70 luchamos por la democracia y contra la Junta [dictadura militar] en Grecia y cantamos canciones de Mikis Theodorakis", comenta un psicólogo en televisión mientras recuerda una canción del gran cantante griego basada en un texto del escritor Giannis Ritsos, que durante la dictadura fue encarcelado varias veces por comunista: "Pronto tañerán las campanas de libertad". La siguiente generación vivió un mundo político completamente diferente, añadió el psicólogo.
Tras el restablecimiento de la democracia en 1974 se creó un sistema bipartidista del que surgieron los conservadores de Nea Dimokratia y los socialistas del Pasok, el Movimiento Socialista Panheleno. Ambas formaciones han ido alternándose en el poder y muchos sienten que se ha llegado a un estancamiento.
Son dinastías las que se van sucediendo en la lucha por el poder: Konstantinos Karamanlis y Andreas Papandreou en los años 80, Kostas Karamanlis (sobrino) y Giorgos Papandreou (hijo) en la actualidad. Los observadores señalan que el país depende prácticamente de la lluvia de millones procedentes de las subvenciones de la Unión Europea. Afortunados son aquellos que tienen "conexiones" con algunos de los partidos en el gobierno.
"Estamos al borde del colapso", comenta el diario ateniense 'Kathimerini'.
Cuando cae la noche las manifestaciones despliegan con toda la violencia su odio contra esta clase política y sus protegidos. Grupos de unos pocos miles de jóvenes aparecen como una nueva versión del "lumpenproletariado" (proletariado urbano), señala Nikos Maniatis, profesor de un centro de secundaria.
En su opinión, los jóvenes se han distanciado de la sociedad y no tienen reparos en emplear una violencia brutal. Y hay conexión con muchos jóvenes formados, que están desempleados y sobre todo frustrados.
Las autoridades, hasta ahora saturadas, por primera vez tienen claro que los "vándalos" se han organizado muy bien. Técnicamente también están bien conectados, para poder provocar desórdenes con una rapidez deslumbrante.
El diario 'Eleftherotypia' señala que hay que poner fin a la violencia, pero advierte a su vez de que "después habrá que reflexionar en profundidad sobre cómo proceder con los jóvenes".
La muerte de Alexis Grigoropoulos a manos de un policía que le disparó, según los primeros datos, a bocajarro en el curso de un enfrentamiento entre manifestantes y agentes antidisturbios, no sólo ha conmocionado a su familia y amigos. "Se trata de un joven que sabía exactamente lo que quería. Siempre dijo su opinión de forma clara", describe una compañera al joven muerto.
Grigoropoulos procedía de una familia acomodada y sus padres son dueños de una de las joyerías más emblemáticas de Atenas. Su padre, arquitecto de profesión, le envió a uno de los colegios privados más caros del país.
La denominada generación de los 600 euros se ha decidido a protestar. "Ellos nos están diciendo qué es lo que marcha mal". Son miles los jóvenes que, tras cursar estudios superiores durante años y obtener excelentes notas, tienen un futuro sombrío ante sí. "Han estudiado durante años, pero luego sólo encuentran empleos a tiempo parcial", señala Filis.
Con 600 euros no se puede formar una familia o permitirse una vivienda. "Ahora salen a la calle y nos dicen lo que nosotros, los mayores, hemos hecho mal", señala el diario de izquierda liberal 'To Vima'.
También echar la vista atras, a los tiempos más oscuros de Grecia, podría ayudar a comprender esta irrupción de violencia. "En los años 70 luchamos por la democracia y contra la Junta [dictadura militar] en Grecia y cantamos canciones de Mikis Theodorakis", comenta un psicólogo en televisión mientras recuerda una canción del gran cantante griego basada en un texto del escritor Giannis Ritsos, que durante la dictadura fue encarcelado varias veces por comunista: "Pronto tañerán las campanas de libertad". La siguiente generación vivió un mundo político completamente diferente, añadió el psicólogo.
Tras el restablecimiento de la democracia en 1974 se creó un sistema bipartidista del que surgieron los conservadores de Nea Dimokratia y los socialistas del Pasok, el Movimiento Socialista Panheleno. Ambas formaciones han ido alternándose en el poder y muchos sienten que se ha llegado a un estancamiento.
Son dinastías las que se van sucediendo en la lucha por el poder: Konstantinos Karamanlis y Andreas Papandreou en los años 80, Kostas Karamanlis (sobrino) y Giorgos Papandreou (hijo) en la actualidad. Los observadores señalan que el país depende prácticamente de la lluvia de millones procedentes de las subvenciones de la Unión Europea. Afortunados son aquellos que tienen "conexiones" con algunos de los partidos en el gobierno.
"Estamos al borde del colapso", comenta el diario ateniense 'Kathimerini'.
Cuando cae la noche las manifestaciones despliegan con toda la violencia su odio contra esta clase política y sus protegidos. Grupos de unos pocos miles de jóvenes aparecen como una nueva versión del "lumpenproletariado" (proletariado urbano), señala Nikos Maniatis, profesor de un centro de secundaria.
En su opinión, los jóvenes se han distanciado de la sociedad y no tienen reparos en emplear una violencia brutal. Y hay conexión con muchos jóvenes formados, que están desempleados y sobre todo frustrados.
Las autoridades, hasta ahora saturadas, por primera vez tienen claro que los "vándalos" se han organizado muy bien. Técnicamente también están bien conectados, para poder provocar desórdenes con una rapidez deslumbrante.
El diario 'Eleftherotypia' señala que hay que poner fin a la violencia, pero advierte a su vez de que "después habrá que reflexionar en profundidad sobre cómo proceder con los jóvenes".
La muerte de Alexis Grigoropoulos a manos de un policía que le disparó, según los primeros datos, a bocajarro en el curso de un enfrentamiento entre manifestantes y agentes antidisturbios, no sólo ha conmocionado a su familia y amigos. "Se trata de un joven que sabía exactamente lo que quería. Siempre dijo su opinión de forma clara", describe una compañera al joven muerto.
Grigoropoulos procedía de una familia acomodada y sus padres son dueños de una de las joyerías más emblemáticas de Atenas. Su padre, arquitecto de profesión, le envió a uno de los colegios privados más caros del país.
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