FOTO: PEPE ORTEGA
ABC(22/02/09)
Universitarios en las Tres Mil
Cincuenta universitarios viven todo el año en las Tres Mil Viviendas de Sevilla para ayudar a los jóvenes de esta conflictiva barriada a que prosigan sus estudios y logren ir a la universidad, una barrera hasta ahora infranqueable para ellos.
El objetivo es difícil, como lo demuestra que el año pasado no lograra acceder a la universidad ninguno de los 300 alumnos de la zona que acabaron el instituto en los tres centros del Polígono Sur, de los que sólo dos se presentaron a la selectividad, aunque ninguno aprobó.
Por ello, la residencia Flora Tristán de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), situada en las Tres Mil, ha puesto en marcha este año un programa experimental para que los universitarios que allí residen ofrezcan apoyo y sirvan de referencia a los chavales del barrio, ha explicado a Efe el director de la residencia, Juan Blanco.
Con una estética similar a ellos y con poca diferencia de edad, los universitarios convertidos en profesores, como la granadina de Baza Matilde Martínez o el mexicano de Querétaro Ricardo George, muestran su convencimiento de que este año podrán ayudar a romper el "techo de cristal" educativo de los jóvenes de las Tres Mil.
Los chavales apuntados a este programa van cada tarde a uno de los pisos de la residencia para recibir explicaciones y aclaraciones de los universitarios, y también visitan la Olavide una vez al mes para recibir información de las titulaciones y de los recursos de la universidad.
«Progresión y apoyo gratis»
Raúl Montenegro, de 18 años y en segundo de Bachillerato de Ciencias, afirma que tiene intención de llegar a la universidad y romper con la cadena de marginalidad porque ha notado su "progresión" en los estudios, y agradece el apoyo "gratis" que recibe.
La residencia, cuyo nombre recuerda a una feminista francesa del siglo XIX hija de un coronel peruano y que fue abuela de Paul Gaugin, ocupa uno de los cuatro bloques de pisos de una promoción situada junto a la zona de Las Vegas que no se vendía por falta de clientes dispuestos a vivir allí.
Entonces surgió la iniciativa de la Olavide de comprar todo el bloque y destinarlo a residencia universitaria para intentar dotar de normalidad a la zona y apoyar con distintas iniciativas educativas y sociales a los vecinos.
Eso fue hace cinco años y cinco meses, cuando necesitaban cuatro vigilantes, uno en cada esquina del bloque de la residencia universitaria, para garantizar la seguridad, aunque ahora sólo requieren uno.
Becados por las ayudas prestadas
Doscientos universitarios de la residencia Flora Tristán pagan 175 euros al mes por un piso compartido entre dos, pero los cincuenta que colaboran en las actividades educativas, sociales y culturales no pagan nada porque están becados por la Consejería de Igualdad y Bienestar. La residencia ofrece 36 proyectos de ayuda al barrio, uno de ellos cristalizado en el grupo de teatro de septuagenarias denominado "No nos duele ná".
Estas iniciativas se desarrollan en coordinación con el Comisionado para el Polígono Sur, que aglutina a todas las administraciones y da participación a las asociaciones y colectivos de la zona para dar la vuelta a la espiral de pobreza, droga y delincuencia que ha caracterizado a las Tres Mil en sus treinta años de existencia.
Uno de los logros de este comisionado, en colaboración con distintas entidades, es que casi cuatrocientos chavales dejaran de faltar a clases y se reincorporaran con asiduidad a la escuela, según dijo a Efe Alfonso Blázquez, coordinador de los becarios de la residencia universitaria. A través de ese comisionado se ha conseguido, entre otras cosas, que se arreglen y pinten algunos bloques de pisos de Las Vegas, el epicentro de los problemas sociales de la zona.
También se considera una conquista que mañana lunes vuelva a pasar por la zona el autobús público, la línea 30, tras ocho años de ausencia por los constantes problemas de seguridad que padecían los conductores.
El objetivo es difícil, como lo demuestra que el año pasado no lograra acceder a la universidad ninguno de los 300 alumnos de la zona que acabaron el instituto en los tres centros del Polígono Sur, de los que sólo dos se presentaron a la selectividad, aunque ninguno aprobó.
Por ello, la residencia Flora Tristán de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), situada en las Tres Mil, ha puesto en marcha este año un programa experimental para que los universitarios que allí residen ofrezcan apoyo y sirvan de referencia a los chavales del barrio, ha explicado a Efe el director de la residencia, Juan Blanco.
Con una estética similar a ellos y con poca diferencia de edad, los universitarios convertidos en profesores, como la granadina de Baza Matilde Martínez o el mexicano de Querétaro Ricardo George, muestran su convencimiento de que este año podrán ayudar a romper el "techo de cristal" educativo de los jóvenes de las Tres Mil.
Los chavales apuntados a este programa van cada tarde a uno de los pisos de la residencia para recibir explicaciones y aclaraciones de los universitarios, y también visitan la Olavide una vez al mes para recibir información de las titulaciones y de los recursos de la universidad.
«Progresión y apoyo gratis»
Raúl Montenegro, de 18 años y en segundo de Bachillerato de Ciencias, afirma que tiene intención de llegar a la universidad y romper con la cadena de marginalidad porque ha notado su "progresión" en los estudios, y agradece el apoyo "gratis" que recibe.
La residencia, cuyo nombre recuerda a una feminista francesa del siglo XIX hija de un coronel peruano y que fue abuela de Paul Gaugin, ocupa uno de los cuatro bloques de pisos de una promoción situada junto a la zona de Las Vegas que no se vendía por falta de clientes dispuestos a vivir allí.
Entonces surgió la iniciativa de la Olavide de comprar todo el bloque y destinarlo a residencia universitaria para intentar dotar de normalidad a la zona y apoyar con distintas iniciativas educativas y sociales a los vecinos.
Eso fue hace cinco años y cinco meses, cuando necesitaban cuatro vigilantes, uno en cada esquina del bloque de la residencia universitaria, para garantizar la seguridad, aunque ahora sólo requieren uno.
Becados por las ayudas prestadas
Doscientos universitarios de la residencia Flora Tristán pagan 175 euros al mes por un piso compartido entre dos, pero los cincuenta que colaboran en las actividades educativas, sociales y culturales no pagan nada porque están becados por la Consejería de Igualdad y Bienestar. La residencia ofrece 36 proyectos de ayuda al barrio, uno de ellos cristalizado en el grupo de teatro de septuagenarias denominado "No nos duele ná".
Estas iniciativas se desarrollan en coordinación con el Comisionado para el Polígono Sur, que aglutina a todas las administraciones y da participación a las asociaciones y colectivos de la zona para dar la vuelta a la espiral de pobreza, droga y delincuencia que ha caracterizado a las Tres Mil en sus treinta años de existencia.
Uno de los logros de este comisionado, en colaboración con distintas entidades, es que casi cuatrocientos chavales dejaran de faltar a clases y se reincorporaran con asiduidad a la escuela, según dijo a Efe Alfonso Blázquez, coordinador de los becarios de la residencia universitaria. A través de ese comisionado se ha conseguido, entre otras cosas, que se arreglen y pinten algunos bloques de pisos de Las Vegas, el epicentro de los problemas sociales de la zona.
También se considera una conquista que mañana lunes vuelva a pasar por la zona el autobús público, la línea 30, tras ocho años de ausencia por los constantes problemas de seguridad que padecían los conductores.
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