ABC (28/08/08) - JOSÉ LUIS GARCÍA
Las chabolas de nunca acabar
JOSÉ LUIS GARCÍA
La proliferación de asentamientos chabolistas dentro del término municipal de Sevilla y la incapacidad para erradicarlos de una manera permanente continúa siendo una asignatura pendiente del Ayuntamiento, cuyos esfuerzos en este sentido, cuando se han producido, han tenido una parca incidencia sobre la generalidad del asunto.
Que el problema existe es una obviedad cuya confirmación llega de manos del propio Ayuntamiento, que periódicamente informa de «actuaciones» en determinadas zonas de Sevilla, donde al final acaban retirándose toneladas de basuras y materiales diversos. Como ejemplo, un botón: el pasado mes de mayo, el Ayuntamiento informó del desmantelamiento de trece asentamientos chabolistas, de los que fueron retirados 70.000 kilos de basura. Sobre este particular, el Ayuntamiento no se mostró ayer en disposición de ofrecer a ABC los datos de las actuaciones realizadas durante el año, aludiendo a que iban a ser presentadas en rueda de prensa. El caso es que, de una u otra manera, los asentamientos se reproducen con inusitada rapidez, hasta que tiene lugar la siguiente actuación municipal; y entonces, vuelta a empezar.
El Parque Alcosa o la trasera de la Fábrica de Tabacos son buenos ejemplos de la carencia de un plan continuado que impida el rebrote de los asentamientos chabolistas. Ambas zonas han sido objeto en el pasado de intervenciones municipales, interpretadas como sendos «levantamientos» de los dos asentamientos allí existentes. Pero la realidad es que en ambos lugares continúan existiendo chabolas, aunque no con la misma incidencia visual. De hecho, las situadas en la trasera de la Fábrica de Tabacos, en la calle Juan Sebastián Elcano —tres, con una docena de habitantes aproximadamente—, siguen el mismo sistema de sus antecesoras y permanecen ocultas entre la maleza.
En el mercadillo de Alcosa
Otra cosa son las de Alcosa, próximas al solar donde se instala el mercadillo de los domingos, donde residen un número indeterminado de personas que se instalaron en el lugar procedentes del antiguo Camping Sevilla. Pese a esa «emigración» chabolista hasta Alcosa, la vieja instalación lúdica, no muy lejana y apenas a unos metros del aeropuerto de San Pablo, continúa siendo considerado un centro chabolista, ya que allí permanecen acampadas más de medio centenar de personas, según las últimas estimaciones.
Aunque no puede asegurarse que exista una relación directa entre el fenómeno del chabolismo y la delincuencia, lo cierto es que el descontrol sobre este tipo de construcciones efímeras hace que muchas de ellas vayan consolidándose con el tiempo como auténticas viviendas, lo que, además, genera un problema de orden jurídico a la hora de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tengan que actuar en la zona, ya que cualquier intervención requerirá del correspondiente mandamiento judicial, algo que no siempre es fácil obtener.
El río y Torretriana
Uno de los ejemplos más claros en este sentido es el núcleo chabolista existente en la salida de Sevilla hacia Huelva, a no mucha distancia del estacionamiento de camiones del Charco de la Pava, cerca de Torretriana. En esta zona son unas cincuenta las personas que residen en construcciones chabolistas cuyas características aproximan cada día más este núcleo a una especie de segundo Vacie, lo que, a la larga, hará cada día más difícil la actuación municipal. La causa será precisamente esa conversión silenciosa de las chabolas en viviendas estables, una circunstancia que se suma a la ubicación del mismo asentamiento, demasiado cerca del término municipal de Camas, algo que ha sido utilizado en ocasiones por los responsables del Ayuntamiento para justificar su inacción, apelando erroneamente a que no están en su término.
De otra parte, los puentes que salvan el río Guadalquivir continúan siendo lugares idóneos para la ubicación de chabolas y tiendas de campaña donde pernoctan un número irregular de personas, prácticamente en su totalidad procedentes de otras latitudes, como son distintos países africanos y también Portugal. Es lo que ocurre, por ejemplo, en las inmediaciones de los puentes de la Barqueta y el Alamillo.
Una zona asimismo «sensible» en lo que concierne a la pernoctación de personas de distintas procedencia es el entorno del río, entre el Paseo de la O y las abandonadas instalaciones del telecabina de la Expo 92, además del paseo de Juan Carlos I. En esta zona han sido habituales las intervenciones de la Policía Local y los servicios municipales, pero el problema se reproduce, con la consiguiente queja vecinal ante la presencia en la zona de indigentes que incluso se cuelan para vivir en las trampillas del aire acondicionado del Centro de Información del Barranco.
Canal de Ranillas
Pero no sólo en las afueras de Sevilla se da el fenómeno chabolista; también existe en las proximidades de las barriadas de San José de Palmete y Padre Pío, cerca de la sede de Correos y del canal de Ranillas, donde continúa residiendo una docena de personas. Y ello pese a las denuncias que arreciaron en febrero pasado hasta llegar al Defensor del Pueblo, José Chamizo, que confirmó la existencia de menores en aquel enclave, situado «junto a un canal lleno de basura que es un permanente foco de infecciones», como lo describió en su día el portavoz del PP en el Ayuntamiento, Juan Ignacio Zoido.
Que el problema existe es una obviedad cuya confirmación llega de manos del propio Ayuntamiento, que periódicamente informa de «actuaciones» en determinadas zonas de Sevilla, donde al final acaban retirándose toneladas de basuras y materiales diversos. Como ejemplo, un botón: el pasado mes de mayo, el Ayuntamiento informó del desmantelamiento de trece asentamientos chabolistas, de los que fueron retirados 70.000 kilos de basura. Sobre este particular, el Ayuntamiento no se mostró ayer en disposición de ofrecer a ABC los datos de las actuaciones realizadas durante el año, aludiendo a que iban a ser presentadas en rueda de prensa. El caso es que, de una u otra manera, los asentamientos se reproducen con inusitada rapidez, hasta que tiene lugar la siguiente actuación municipal; y entonces, vuelta a empezar.
El Parque Alcosa o la trasera de la Fábrica de Tabacos son buenos ejemplos de la carencia de un plan continuado que impida el rebrote de los asentamientos chabolistas. Ambas zonas han sido objeto en el pasado de intervenciones municipales, interpretadas como sendos «levantamientos» de los dos asentamientos allí existentes. Pero la realidad es que en ambos lugares continúan existiendo chabolas, aunque no con la misma incidencia visual. De hecho, las situadas en la trasera de la Fábrica de Tabacos, en la calle Juan Sebastián Elcano —tres, con una docena de habitantes aproximadamente—, siguen el mismo sistema de sus antecesoras y permanecen ocultas entre la maleza.
En el mercadillo de Alcosa
Otra cosa son las de Alcosa, próximas al solar donde se instala el mercadillo de los domingos, donde residen un número indeterminado de personas que se instalaron en el lugar procedentes del antiguo Camping Sevilla. Pese a esa «emigración» chabolista hasta Alcosa, la vieja instalación lúdica, no muy lejana y apenas a unos metros del aeropuerto de San Pablo, continúa siendo considerado un centro chabolista, ya que allí permanecen acampadas más de medio centenar de personas, según las últimas estimaciones.
Aunque no puede asegurarse que exista una relación directa entre el fenómeno del chabolismo y la delincuencia, lo cierto es que el descontrol sobre este tipo de construcciones efímeras hace que muchas de ellas vayan consolidándose con el tiempo como auténticas viviendas, lo que, además, genera un problema de orden jurídico a la hora de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tengan que actuar en la zona, ya que cualquier intervención requerirá del correspondiente mandamiento judicial, algo que no siempre es fácil obtener.
El río y Torretriana
Uno de los ejemplos más claros en este sentido es el núcleo chabolista existente en la salida de Sevilla hacia Huelva, a no mucha distancia del estacionamiento de camiones del Charco de la Pava, cerca de Torretriana. En esta zona son unas cincuenta las personas que residen en construcciones chabolistas cuyas características aproximan cada día más este núcleo a una especie de segundo Vacie, lo que, a la larga, hará cada día más difícil la actuación municipal. La causa será precisamente esa conversión silenciosa de las chabolas en viviendas estables, una circunstancia que se suma a la ubicación del mismo asentamiento, demasiado cerca del término municipal de Camas, algo que ha sido utilizado en ocasiones por los responsables del Ayuntamiento para justificar su inacción, apelando erroneamente a que no están en su término.
De otra parte, los puentes que salvan el río Guadalquivir continúan siendo lugares idóneos para la ubicación de chabolas y tiendas de campaña donde pernoctan un número irregular de personas, prácticamente en su totalidad procedentes de otras latitudes, como son distintos países africanos y también Portugal. Es lo que ocurre, por ejemplo, en las inmediaciones de los puentes de la Barqueta y el Alamillo.
Una zona asimismo «sensible» en lo que concierne a la pernoctación de personas de distintas procedencia es el entorno del río, entre el Paseo de la O y las abandonadas instalaciones del telecabina de la Expo 92, además del paseo de Juan Carlos I. En esta zona han sido habituales las intervenciones de la Policía Local y los servicios municipales, pero el problema se reproduce, con la consiguiente queja vecinal ante la presencia en la zona de indigentes que incluso se cuelan para vivir en las trampillas del aire acondicionado del Centro de Información del Barranco.
Canal de Ranillas
Pero no sólo en las afueras de Sevilla se da el fenómeno chabolista; también existe en las proximidades de las barriadas de San José de Palmete y Padre Pío, cerca de la sede de Correos y del canal de Ranillas, donde continúa residiendo una docena de personas. Y ello pese a las denuncias que arreciaron en febrero pasado hasta llegar al Defensor del Pueblo, José Chamizo, que confirmó la existencia de menores en aquel enclave, situado «junto a un canal lleno de basura que es un permanente foco de infecciones», como lo describió en su día el portavoz del PP en el Ayuntamiento, Juan Ignacio Zoido.
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